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El profundo dolor que Carmen Janeiro ha provocado en su madre con su última decisión

Carmen Bazán, la madre de Jesulín de Ubrique, se siente más sola que nunca. Sus hijos no parecen tener tiempo para ella, lo cual, lleva con mucho pesar. Después de una larga temporada viviendo en soledad en una pequeña casa del municipio gaditano de El Bosque se mudó junto a su hija Carmen Janeiro a su tremendo casoplón de Marbella junto a su ahora yerno el millonario Luis Masaveu. Vivía feliz junto a la pareja hasta que los negocios del empresario han intercedido en sus planes. La revista Semana ha publicado que la pareja ha decidido establecer su nuevo domicilio en el país vecino, Portugal, por lo que nos preguntamos… ¿Qué será ahora de la matriarca del clan? Con su edad, los cambios son una gran desventaja para ella y como sabemos sus hijos tampoco tienen espacio en sus casas para acogerla. La echaron de Ambiciones, su hijo Humberto viaja mucho como piloto y Víctor por su parte está a punto de ser padre de familia numerosa. ¡Qué caos! Si quieres saber un poco más de cómo se le presenta el panorama a la mujer del fallecido Humberto Janeiro sigue leyendo, te lo explicamos con detalle a continuación.

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María José Campanario echa de Ambiciones a su suegra

> La mala relación de María José Campanario y Carmen Bazán era un secreto a voces que resonaba por todo Ambiciones. Llegó un momento en el que la Campanario tomó el bastón de mando y expulsó a toda la familia de su marido de la que piensa, es de su propiedad. Aunque ella no opine lo mismo, pues ha desmentido que haya desterrado a nadie de la finca familiar, su suegra no opina lo mismo. En 2008 Carmen destapó la verdad oculta poniendo a la odontóloga en el disparadero.

Una nuera no es mi sangre, pero un hijo es un hijo, y a mí me duele mi hijo, porque Jesús nunca, nunca ha sido así. Me han echado de Ambiciones, como también echaron a mi otro hijo, Humberto», aseguraba. María José no tardaba en responder a las insinuaciones. “Las puertas de mi casa están abiertas para todo el mundo”, decía lanzando un sonoro zasca para no culparse de la jugada maestra que acababa de realizar.

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