Alguna explicación tenía que tener el extraño comportamiento del que Albert Álvarez hizo gala en Supervivientes 2019. El motivo es que la vida del ex tronista no ha sido para nada fácil. Además de pasar una infancia complicada, el éxito en el deporte profesional le obsesionó y su mente le ha hecho pasar más de una mala jugada. Ha llegado a confesar que ha tenido etapas en las que no estaba bien psicológicamente, algo que, irremediablemente, cambió su humor, su forma de relacionarse con los demás. Ahora descubre a su nuevo yo, alguien renovado que después de reflexionar ha encontrado una solución a sus problemas. Una solución, que sin duda, ayudará a mucha gente que alguna vez se ha sentido como él. Si quieres saber qué le ha hecho cambiar el chip sigue leyendo, porque te contamos cuál es su gran cambio a continuación.
2Los peores momentos de la vida de Albert Álvarez como «criminal de poca monta»
> La vida de Albert Álvarez no ha sido fácil. Así lo ha confesado en varias ocasiones, fue en el programa Volverte a ver donde se abrió en canal y conocimos su verdadero yo. El deporte le dio todo y se lo quitó de golpe, después de ser siete veces campeón de salto de pértiga, y tenerlo que dejar por una lesión, reconoce que cambiar su vida de forma radical como deportista profesional a deportista a secas le generaba una situación de estrés que no sabía controlar. Se metía en muchos problemas y hasta estuvo a punto de ser encarcelado, sus amigos, que nunca le dejaron solo aunque él así lo quería, consiguieron sacarle de ese bucle.
«Empecé a ser un chaval que tenía problemas, no me sentía bien (…) Nací en un sitio en el que las cosas no eran fáciles, intenté autoconvencerme de que tarde o temprano iba a entrar preso, porque lo hacía mi entorno, mis amigos entraban», confiesa en una entrevista para el portal digital Telecinco Outdoor. «Me di cuenta de que no era un delincuente, pero ya era tarde”, pues tuvo que pagar todos sus errores. Con el tiempo y con la ayuda de su familia, psicólogos y profesores del centro deportivo todo esto se fue disipando hasta un punto de no retorno, en el cual, entrar interno en dicho centro le cambió para siempre.
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