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Maite Zaldívar hunde a Isabel Pantoja: «Vete a la mierda y cállate de una puta vez»

Fueron dos mujeres con un mismo destino: la cárcel. El triángulo amoroso que ambas protagonizaron junto a Julián Muñoz ocupó miles de titulares de la prensa del corazón, y después de muchos años en silencio la polémica entre ellas vuelve a estar más viva que nunca. Maite Zaldívar ha vuelto con más fuerza que nunca, en el peor momento de Isabel Pantoja, con la intención de terminar de hundirla en el oscuro pozo en el que ya se encuentra. Su testimonio resulta ser desolador y no deja en muy buen lugar a la tonadillera. Mala persona, mala madre y mala abuela son solo algunos de los crueles términos que utiliza para describirla. ¡Se va a liar! ¿Quieres saber qué ha pasado y enterarte de todos los detalles? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.

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La noche que Maite Zaldívar más lloró por culpa de Isabel Pantoja 

Maite Zaldívar, Julián Muñoz e Isabel Pantoja

La que fuera esposa del exalcalde de Marbella está segura de que, aunque la tonadillera mantenga un silencio mediático, en petit comité sigue rajando lo más grande sobre todo el que se le pone por delante. «Siempre diciendo: ‘No voy a hablar en televisión’. Pues cállate de verdad, ¡cállate de una puta vez en tu vida«, exige Maite Zaldívar a Isabel Pantoja desde Sábado Deluxe. Por si todo esto no fuera suficiente, las Mellis han vuelto a entrar en escena y han hecho pública una anécdota que tiene que ver con los tres implicados en esta historia. Las cantantes recuerdan así una de las noches en las que Maite Zaldívar más lloró por culpa de Isabel Pantoja: 

«El día que nombraron a Isabel Pantoja madrina de un avión para promocionar Marbella, se hizo después una fiesta y nosotras íbamos contratadas por Julián Muñoz, que aún estaba con Maite Zaldívar. Cuando acabó la fiesta nos sentamos en la misma mesa que Maite a esperar a que nos pagaran (‘se supone que en negro’, apunta Jorge Javier Vázquez). Se acercó Julián y le dijo a Maite: ‘Ahora vengo’, a lo que Maite le contestó: ‘No creo que seas capaz y que tengas la poca vergüenza de acercarla a su casa’. Y le volvió a decir Julián: ‘Ahora vengo’. Se fue y allí se quedó Maite llorando como una Magdalena, y nosotras esperando a que nos pagara… La noche fue un regalito. Esa noche, Julián estuvo toda la santa noche pendiente de Isabel. Se comían con la mirada». 

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