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Los esfuerzos de Letizia por ocultar esta parte de su personalidad

La reina Letizia es en muchas ocasiones como un libro bastante difícil de leer, y aunque siempre se ha especulado sobre su fuerte carácter, la mayor parte del tiempo ha intentado mantenerlo a raya. Sin embargo, a veces le ha resultado casi imposible forzar la situación y controlar sus impulsos. 

Tanto es así, que algunos de sus arrebatos públicos, como el momento en que se enfrentó a su suegra, la reina Sofía, o le negó el paraguas a su marido, el rey Felipe, la han puesto más de una vez en el punto de mira. Pero, en el fondo es muy poco lo que conocemos de su verdadera personalidad, aunque la periodista Pilar Eyre se ha mostrado dispuesta a retratar a la Letizia más desconocida. 

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La sinceridad, uno de sus puntos fuertes o su peor defecto

> Ya hemos visto en muchas ocasiones que a Letizia la sinceridad le ha pasado factura, y es que al mostrarse tal cual es, como cuando intentó imponerse a su suegra, la reina Sofía, durante la famosa misa de Pascua de 2018, la que termina pagando los platós rotos es ella. Sin embargo, eso también puede ser uno de sus puntos fuertes, ya que no se calla cuando de defender una causa justa se trata o incluso a la hora de dar su opinión.

Así lo retrata Pilar Eyre mediante una de sus curiosas anécdotas: «En una comida en Barcelona se sentó al lado una señora que le contó que tenía siete hijos, de lo que Letizia dedujo: ‘Eres del Opus’. La señora le confesó, también, que tenía mucho trabajo preparando la boda de la mayor, a lo que Letizia apuntó: ‘Supongo que viven juntos’. La otra dijo que eso no lo veía correcto y Letizia se horrorizó. ‘Pero ¿cómo? Eso es malísimo. ¡Deben convivir antes de casarse! ¿Cómo va a salir bien el matrimonio si son unos desconocidos el uno para el otro?'», relata la periodista. Y es al parecer Letizia tiene muy claras sus ideas, y esa es una de ellas.

Además, si de algo se la ha tachado también durante todo este tiempo, es de ser una rebelde sin causa que no duda en enfrentarse incluso a sus propios suegros. Y es que la mujer del rey Felipe ya no se achanta ante nada ni ante nadie. Aparte, se le nota demasiado cuando alguien le cae mal. «En 2014 se reunió en Atenas con la familia real griega, su suegra y sus cuñadas. No abrió la boca en toda la comida, con gesto de enfado. Chantal intentó interactuar con ella, pero la dejó por imposible. En los postres, se levantó de la mesa, sacó su iPad y no prestó atención a nadie, hasta que se fueron. ¿Y Felipe? Tranquilo y cariñoso, como siempre», relata Eyre.

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