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«Isabel Gemio no respira, ha muerto»: la terrible noticia que deja en shock a Telecinco

Isabel Gemio no deja de estar de actualidad, y es que desde la tan polémica entrevista que la veterana presentadora le hizo a María Teresa Campos, ha tenido que hacer frente a los fantasmas de su pasado.

Empezando por la durísima ruptura de su matrimonio con Nilo Manrique, y siguiendo con unos episodios todavía desconocidos hasta el momento de la vida de la presentadora, los cuales se ha encargado de desvelar el mismo Kiko Hernández en Sálvame.

Kiko Hernández saca a relucir la peor faceta de Isabel Gemio 

Kiko Hernández

> Isabel Gemio sigue estando en el centro de la polémica, y es que la periodista ha pasado de ser casi una desconocida, a ocupar todas las portadas. Su mala fama como jefa, el mal trato que daba a sus empleados, o su turbulenta relación con Nilo Manrique, son solo algunos de los momentos de su pasado que se han ido rescatando estos días.

Pero, todavía queda más, y es que parece que vamos a tener Isabel Gemio para rato. Así lo anunciaba Kiko Hernández en Sálvame, y es que el colaborador ha sacado a la luz dos complicados episodios de la vida de la presentadora que casi todos desconocíamos. ¡Y es que casi estuvo a punto de morir!

«Me llama ayer un señor, y esta persona que se pone en contacto conmigo trabajaba en la urbanización donde vive Isabel Gemio, a unos 8 minutos de Telecinco», comenzaba relatando el tertuliano. «Ella, cada vez que salía a pasear con su hijo, llamaba para que cerraran las vallas y así no pudiesen entrar los periodistas a hacerle fotos. Le decía, ‘de 11 a 12 voy a estar paseando con mi hijo, se cierran las vallas’, y cuando le decían que no podían hacerlo porque es una urbanización abierta, ella les amenazaba advirtiéndoles que si no lo hacían estaban sin trabajo en medio hora. Así, se cerraban las vallas, se formaban unas colas kilométricas y no podía entrar nadie para que ella pudiera pasear».

Y, según Kiko, eso no es lo peor. «Llamaba los lunes a los guardias de seguridad y les pedía que le hicieran la compra. Y cuando le decían que tampoco podían hacerlo, porque no entraba dentro de sus responsabilidades, amenazaba con despedir a todos los que estaban en la garita de seguridad»

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