Otra vez doña Letizia ha vuelto a hacerlo. La reina tiene muy claro que su trabajo es de ocho a tres y que los fines de semana son sagrados. Así las cosas, delega en otros tareas que no son de su agrado. En esta ocasión, les toca pagar el pago a don Juan Carlos y doña Sofía. Los reyes eméritos no dan crédito ante la última decisión de su díscola nuera. Y es que Letizia ha vuelto a actuar dejando muy claro quién manda en Zarzuela. ¿Qué ha pasado? Sigue leyendo porque no tiene desperdicio.
Letizia, una reina ¿diferente?
> La llegada de Letizia Ortiz a Zarzuela significó aires de cambio tal como muchos auguraron. Sin embargo, no contaron con que la periodista llevaría hasta sus últimas consecuencias su forma de ser. Doña Letizia tiene claro que las cosas solo pueden hacerse de una manera, la suya. Los damnificados, don Juan Carlos, doña Sofía, las infantas Elena, Cristina y sus hijos. La reina no se para en jarras y va a por lo que quiere.
No es exagerado decir que uno de los motivos por los que muchos no empatizan con doña Letizia como reina es por su particular manera de ejercer el cargo. No gusta que priorice su vida privada sobre la institucional. Tampoco esa línea tan gruesa que ha marcado con los medios de comunicación. Por no hablar de su afición a la moda y a la belleza. Tanto pinchazo la está dejando irreconocible.
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La reina se venga de sus suegros
> Como ya ha quedado sobradamente demostrado, los fines de semana son sagrados para doña Letizia. Le gusta disfrutarlos con su marido y sus hijas. Ningún otro miembro del clan Borbón tiene cabida de viernes por la tarde a domingo. Así son las cosas en el Pabellón del Príncipe, donde solo un puñado de elegidos son bien recibidos.
Siguiendo su máxima de no trabajar en día festivo, doña Letizia se ha sacado un compromiso de encima y ha delegado en sus suegros. Serán don Juan Carlos y doña Sofía quienes acudan el próximo sábado a Luxemburgo al funeral del Gran Duque Juan como representantes de la Casa Real. Sin duda, no les ha hecho ninguna gracia. Y menos porque saben que la decisión parte de su nuera. Sin embargo, no les queda más remedio que cumplir porque así lo manda don Felipe.
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Las interminables quejas de Letizia
> Si por algo es conocida doña Letizia es por sus quejas. Pocas cosas se hacen a su gusto y eso provoca más de un quebradero de cabeza a los hombres grises de palacio. La reina no quiere cruzarse con la infanta Elena e incluso ha pedido que la bajen de algún acto. La animadversión es mutua. La hija mayor de los reyes eméritos no quiere ver a su cuñada ni en pintura. Esto se hace ya extensible también a don Felipe, con quien el distanciamiento es abismal.
A doña Elena no le pilló por sorpresa ser apartada de la agenda real. “Lo esperaba”, dijo cuándo algunas personas se solidarizaron con ella por tan espinosa cuestión. La infanta sabía que la espada de Damocles prendía sobre su cabeza y que tan solo era cuestión de tiempo que cayera. Ante la humillación, Elena expresó que si alguna vez la necesitaban, podían contar con ella. Sus padres se pusieron de su parte y pidieron a don Felipe recapacitara. Sin embargo, ganó Letizia.
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Don Juan Carlos y doña Sofía, unidos frente al enemigo
> Ya es caprichoso el destino que ha unido a don Juan Carlos y doña Sofía frente a un enemigo común: doña Letizia. Los reyes saben que su nuera está en contra suya y de ahí que tomen todas las precauciones a su alcance. Solo coinciden con ella cuando es estrictamente necesario. Se mantienen a una distancia prudencial de Leonor y Sofía, auténticas damnificadas en el pulso que su madre mantiene con sus abuelos maternos. Las niñas echan de menos a doña Sofía pero no pueden verla porque doña Letizia se opone. Así lo reveló quien bien conoce el paño. Sin duda, la familia se desangra.
Parece increíble que doña Letizia se haya ido en viaje de cooperación el pasado domingo. Primero, porque se celebraban unas elecciones donde había mucho en juego. Segundo, porque este lunes cumplió doce años la infanta Sofía y la reina no estuvo con ella para celebrarlo. Sin duda, sorprende, y más con lo que es Letizia para sus hijas. No las deja ni a sol ni a sombra. Controla todos los detalles de su educación y su celo es tan extremo que levanta muchas críticas.
