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El cierre de MasterChef 8 que se salda con polémicas, montajes y juego sucio

El pasado lunes asistimos a la final de la octava edición de Masterchef, una de las ediciones más polémicas de la historia del concurso. La ganadora fue Ana, a la que Jordi Cruz definió como una “ganadora ejemplar” que logró mantener siempre una actitud positiva, sin usar malas palabras ni emplear malos gestos.

Y esto, en la que ha sido la edición más larga y polémica de la historia del concurso, tiene mucho mérito. El confinamiento vivido en nuestro país por la pandemia del coronavirus ha alargado esta octava edición hasta los 4 meses de duración. Y el exceso de testosterona era patente entre algunos de los concursantes de esta edición. Joan Roca le llegó a decir a Ana de uno de los platos que presentó para la final que era un plato de tres estrellas michelín y, el halago, viniendo de él tiene el doble de mérito.

Una final totalmente atípica en la que por primera vez se enfrentaron 3 personas en lugar de dos. Ana dejó a las puertas a Andy e Iván que lucharon también con encono.

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Saray levantó la liebre con una perdiz

La historia de Saray seguramente la conocerás aunque no seas de los que siguen MarterChef y es que su falta de respeto circuló por todas las redes sociales haciéndose viral. La de Córdoba se vio superada en una prueba de eliminación y en lugar de intentar remontar o de abandonar directamente, se cachondeó presentando un plato al que llamó ‘pájaro muerto en lo alto de un plato‘ que consistía en una perdiz muerta sin ni siquiera desplumar. El estallido de Jordi fue descomunal.

Pero una vez fuera Saray decidió saltarse el contrato de confidencialidad que había firmado con la productora, e incluso llegó a revelar quién sería el ganador a riesgo de los 100.000 euros que debería de pagar de multa.