La vida de la infanta Elena estaba marcada desde antes de nacer. Hija de reyes, no sería la heredera porque en España prima la Ley Sálica. La hija mayor de don Juan Carlos y doña Sofía siempre muestra su mejor cara en los actos públicos. Sin embargo, la procesión va por dentro. Una obsesión la acompaña desde hace años y no puede deshacerse de ella. A pesar de que visita con frecuencia a un psicólogo, Elena está atrapada. Esta situación preocupa, y mucho, a doña Sofía. ¿Qué le ocurre a la infanta Elena? Te lo contamos todo a continuación.
Burlas y humillaciones para la infanta Elena
> La infancia y adolescencia de la infanta Elena no fue fácil. Es cierto que disfrutó de una vida de lujo. Sin embargo, se vio muchas veces señalada por su aspecto. Mientras la mayoría se deshacía en halagos hacia sus hermanos, a ella evitaban nombrarla. No obstante, no faltaban los que dejaban caer algún comentario sobre su aspecto. Los más crueles venían de los niños de su edad. La cosa mejoró cuando la infanta empezó a acudir al psicólogo.
Desde bien pequeña, Elena ha lidiado con los comentarios acerca de que nació afectada por un retraso. Ella, que sentido del humor tiene mucho, bromea e incluso explica los chistes que el imaginario popular ha creado al respecto. Desde pequeña acude a la consulta de una psicóloga que la ha ayudado a coger seguridad en sí misma a base de fomentar sus buenas cualidades. Los reyes han estado puntualmente informados de sus evoluciones.
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La peligrosa obsesión que atormenta a Elena
> Quizás el hecho de sentirse el patito feo de la casa fue lo que llevó a adquirir a la hija mayor de don Juan Carlos y doña Sofía una obsesión con el peso. De hecho, en algún momento de su vida, se habló de obesidad. Eso hizo que Elena empezara a seguir regímenes alimenticios desde muy joven. El problema es que le faltaba fuerza de voluntad y acababa saltándoselos. Es de buen comer y tiene tirada a todo lo que engorda.
Lo cierto es que la infanta tiene tanta preocupación con el peso que ha probado todas las dietas que han salido al mercado. El problema es que al abandonarlas, llegaba el sentimiento de culpa y lo pasaba fatal. Hasta que encontró la solución. Un endocrino consiguió que siguiera sus pautas alimenticias y no ha vuelto a engordar ni un gramo. Se mantiene en el mismo peso desde hace años. Aun así, Elena está muy pendiente de su peso. La obsesión con la báscula sigue presente.
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La gran preocupación de doña Sofía por Elena
> Doña Sofía conoce mejor que nadie a Elena. Siempre ha estado ahí para intentar reconducirla cuando seguía una línea equivocada. No es fácil porque la infanta tiene mucho genio. De hecho, quienes han sufrido sus ataques de ira no desean por nada del mundo repetir la experiencia. Trabajar con ella no es fácil. Algunas personas que han estado a sus órdenes en tareas domésticas, han acabado renunciando debido a su nivel de exigencia.
Aunque hace ya mucho que la infanta hace su vida, doña Sofía no le quita el ojo de encima. Recientemente, habló con ella para que estuviera más pendiente de sus hijos. Últimamente, Froilán y Victoria han dado que hablar por sus movimientos. También le aconsejó que meditara en profundidad sobre la idea de separarse de Jaime de Marichalar.
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Los verdaderos motivos por los que Elena se separó
> No podría decirse que Elena sea una persona romántica en el sentido de perder el norte. En este punto, siempre ha mantenido cierto pragmatismo. Por ejemplo, cuando se hablaba de que estaba colada por Luis Astolfi, ella ya había tomado la decisión de romper la relación al comprobar que los sentimientos no eran iguales por ambas partes. Es cierto que Luis era su novio pero no se comportaba como un hombre enamorado. Quizás se deslumbró por ser vos quien sois, se sintió halagado y se dejó llevar.
En el caso de Marichalar, los problemas habían empezado antes del ictus. Jaime no quería que Casa Real se entrometiera en sus asuntos y eso desgastó a la pareja. Por otro lado, se olvidó de prestar atención a su mujer. Evitaba acompañarla a la hípica para verla saltar o a esas reuniones con amigos que tanto le gustan. Cuando Marichalar sufrió el ictus, Elena ya había decidido separarse. Retrasó la cuestión porque no era el momento. La relación entre ambos cambió y llegó un momento en que la infanta no pudo más con el nuevo rol que se había producido en su vida. Ya no era la esposa de Jaime, sino su enfermera.
