A pesar de que lleva casi dos décadas trabajando de manera incesante, lo cierto es que Kiko Hernández tiene que hacer ahora frente a una situación económica complicada. La realidad es que ha podido amasar en este tiempo una importante fortuna, pero la inesperada quiebra de uno de los negocios que más beneficios le estaba dando hace que sus ingresos se vean notablemente reducidos mientras que los gastos se mantienen. Un duro revés que tiene muy preocupado al colaborador más enigmático de Sálvame.
Su obsesión: Abril y Jimena
> Kiko hace todo lo que está en su mano para tener una solvencia económica que garantice a sus hijas un futuro desahogado. A pesar de su fama de tacaño, con Abril y Jimena no escatima en gastos. Para las niñas, que acaban de cumplir dos años, ha elegido un centro escolar de élite en el que todas las clases son en inglés aunque también fomentan el aprendizaje de otras lenguas como el alemán o el chino.
Hernández también invierte una importante cantidad de dinero en velar por la seguridad de sus hijas, a las que se esfuerza por mantener en el anonimato. Rara vez habla de ellas en televisión y tan solo ha posado a su lado en un ocasión, cuando eran bebés. Quiere que crezcan lejos de la televisión, algo que resulta incoherente si tenemos en cuenta que es la mano que le da de comer.
