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La hija de Érika Ortiz desafía la ley del silencio impuesta por Letizia y arde Zarzuela

Carla Vigo acaba de entrar en la mayoría de edad. Este fin de semana celebró su dieciocho cumpleaños. Una fecha señalada que le da alas para hacer lo que quiera. Esto es algo que desespera a la reina Letizia, que desearía que su sobrina fuera menos echada para delante y no desafiara las normas que ha impuesto a los Ortiz-Rocasolano. Carla lo tiene claro. Lo suyo es beberse la vida a grandes sorbos. Te contamos cómo están las cosas entre la hija de la fallecida Érika Ortiz y doña Letizia. Un auténtico choque de trenes.

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Padre e hija, una relación muy especial

Si analizamos la lista de los afectos de Érika Ortiz Rocasolano podemos imaginar los destinatarios de sus cartas de despedida: Su padre, su hija, Antonio Vigo, Letizia y Roberto García, su último compañero sentimental. Que escribiera a su progenitor entra dentro de la lógica dado que ambos tenían una conexión especial. De hecho, ella fue la única de las hermanas que apoyó a Jesús cuando decidió separarse de Paloma Rocasolano.

Aquel siete de febrero de 2007, nada más despertar, Jesús Ortiz supo que algo le había ocurrido a Érika. La telefoneó y no hubo respuesta. Su cabeza empezó a imaginar lo peor. Desgraciadamente, su premonición se cumplió. Se vistió a toda prisa y contactó con otros miembros de la familia para saber si habían podido hablar con su hija menor. Son esas llamadas sin contestar que quedaron registradas aquella mañana en el móvil de Érika Ortiz.