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Mario Vargas Llosa podría abstenerse de casarse en Perú con Isabel Preysler por miedo a Patricia

En Perú no se habla de otra cosa: la boda entre el premio Nobel de literatura en 2010 e Isabel Preysler en el país andino podría airar a Patricia, «cornuda y apaleada» según Jesús Mariñas si Mario Vargas Llosa decide celebrar el evento en su país natal porque «reavivaría su abandono y pondría en un brete a los íntimos: complacer al escritor o no desairar a Patricia».

 

Mario Vargas Llosa podría abstenerse de casarse en Perú con Isabel Preysler por miedo a Patricia

El rumor de este evento, según Mariñas, procede de la mismísma calle: «Los lanzadores de esta “exclusiva” descubren que Mario dijo a un transeúnte desconocido que “me casaré en Perú”. Fue la mecha del bombazo posible que pongo en duda y obvian que sea Lima y su pobretona catedral marco al que podría ser póstumo el “sí, quiero” de Preysler tras Griñón, Boyer y el lamentador cantante hoy muy extinguido (por Julio Iglesias).

Según el periodista «escoger Perú resultaría una equivocación, incluso conociendo que ella no es dada a tal exotismo. En caso de que Mario por fin acabe allá el divorcio con la madre de sus tres hijos, montarlo supondría un dineral. ¿Imaginan el coste de traslados, pasajes y estancia de los amigos españoles que estarían invitados? Una pasta, porque el mágico Perú no está aquí al lado. Tardarían en superar el “mal de altura”, causante de hinchazones y malestar dejándolas impresentables casi una semana para aclimatarse tras la paliza transportadora. Luego queda saber si en esa localidad hay suficientes hoteles, peluquerías y salones maquilladores para recomponerlas. Poco amiga de esos alardes, sin duda resultaría espectacular en su novedad, pero nueva humillación para el insuperado “ahí te quedas”».

Una boda llena de fanfarrias para Isabel Preysler «más exótica que el primer enlace en Illescas con banquete de José Luis “pagado en cómodos plazos mensuales”. Me lo reveló papuchi, que apoquinó». La cara opuesta de la alegría es Patricia, que «reavivaría su abandono y renovaría la amargura y, encima, pondría en un brete a los íntimos, sin saber a qué carta quedarse: complacer al escritor o no desairar a su exmujer. Difícil elección cuando si para visitar Machu Picchu como pareja solitaria llevaron ocho de compañía, seguridad incluida. A la porra el místico romanticismo que generan las ruinas. Y no nos referimos, claro está, a quien protagonizaría este fantasioso the end casi hollywoodiense».

La que podría no estar invitada el enlace es Mona Rodríguez, que presentó a Miguel Boyer e Isabel cuando ésta compartía vida con el Marqués de Griñón. Ni por supuesto Patricia, que según Paloma Barrientos echó de menos no celebrar el 81 cumpleaños del escritor cuando por ejemplo a la «cita del 2015 acudieron familiares de Patricia que siguen viviendo en Arequipa y que en esta ocasión prefirieron no dejarse ver ni hicieron nada para conocer a la reina de corazones. Según parece, siguen sin estar de acuerdo con la forma en que el nobel dio por finalizadas sus cinco décadas de matrimonio con la madre de sus hijos. La exmujer mantiene su estatus y forma parte de la alta sociedad limeña que no ha querido festejar a la novia del escritor».