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lunes, 6 mayo 2024

Mila Ximénez cree que Mercedes Milá «está muerta televisivamente» y la utiliza para resucitar

El culebrón entre Mila Ximénez y Mercedes Milá va camino de eternizarse. Recuerden que la presentadora pronosticó el año pasado con mala babá que la tertuliana iba a ganar ‘Supervivientes’ por interés de ‘Sálvame’ y la cadena. Las declaraciones sonaban a despecho porque todavía estaba caliente el tema de su relevo por Jorge Javier Vázquez y atacando a su íntima se podía desquitar. La ex de Manolo Santana contestó entonces, pero ha pasado casi un año y la guerra fría ha resurgido con Mercedes otra vez de azuzadora. La presentadora aprovechó su visita al ‘Sábado Deluxe’ para recordar lo «desagradable» que le resulta verla. No lo dudamos, pero esta rajada provocó respuesta bestial de Mila Ximénez en ‘Sálvame Naranja’. El monólogo se puede resumir en cinco puntos: Mercedes está llena de odio, envidia a Jorge Javier Vázquez y brindaría por sus trompazos televisivos, la presentadora no tiene hijos, ella está acabada y encima tenía una casa ilegal en Menorca. Casi nada.

 

Mila Ximénez cree que Mercedes Milá "está muerta televisivamente" y la utiliza para resucitar

 

Este miércoles Mila, a veces la que da primero no da dos veces, aprovechaba su columna semanal en Lecturas para recordar cómo no vivió su entrevista. Y es que la andaluza señala que ni siquiera la vio: «El sábado no pude ver el ‘Deluxe’ y hete aquí que al despertarme el domingo me entero de que la señora Mercedes Milá me ha puesto de hoja de perejil en el programa. Pensé que iba a estar aguda». Eso sí, la tertuliana hizo su trabajo y acabó viéndola entre risas: «Como no me gusta hablar de oídas, me meto en la página web y la veo vestida de Peter Pan y dándome estopa. Pensé que me iba a cabrear mucho, pero lo cierto es que me produjo un sentimiento nada cercano a eso. Reconozco que me cuesta seguirla. Algunos tonos de voz me producen pistoletazos de alfileres en los oídos. Pensé que iba a estar tan aguda como su espectro audible, pero no. Los argumentos que utilizaba para el ataque denunciaban a una polemista a la baja. Y es una pena. Me habría encantado más brillantez en sus alegatos. Dice que le resulto desagradable y que por eso no me ve. Y me hago una pregunta. Si no me ve, ¿cómo me puede definir con tanta pasión? En eso nos diferenciamos. Yo ni la veo ni la sigo. Así que juego en desventaja».
Y a continuación le reprocha que no sabe perder televisivamente: «No puedo evitar su presencia cuando entra en el programa para publicitar alguno que ella empieza. Y siempre acaba clavando las uñas a alguien. La Sra. Milá siempre habla de la felicidad ajena y viéndola tampoco es que me transporte a un carrusel de alegría. Dice que no nos parecemos, porque yo soy de Marbella y ella, de Menorca. Ahí me quedó petrificada. ¡Qué perfección de defensa! Entre otras cosas porque soy de Sevilla ¡y olé! De dónde es ella, lo ignoro. Pero las diferencias entre nosotras son más notables. Yo siento admiración por la gente que sabe salir por la puerta grande de cualquier coso. No sufro con los éxitos de mis compañeros porque me beneficio de ello. Intento ser educada cuando me invitan a casa ajena y no me sueno la nariz en las cortinas. Intento seguir mi escala profesional, subiendo peldaños. El día que me quiten la escalera, me marcharé con la dignidad de que sea capaz. No pido más respeto del que soy capaz de ganarme. Y por último: soy incapaz de felicitar a nadie comiéndome el veneno de la rabia».

Mila la remata con un verso de Becquer sobre muertos. ¿Se dará Mercedes por aludida?: «Cuando Jorge Javier, al que quiero y admiro, te dice que estás buscando la polémica para seguir presente, le dices que te da igual porque nosotros vivimos de eso, de la polémica. Y tú también, querida. Y tú, también. ¿Por qué crees que me sentaron, aunque fuera virtualmente, frente a ti? Como sé que te gusta tanto la lectura, te voy a despedir con una rima de Gustavo Adolfo Bécquer: “Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos, taparon su cara con un blanco lienzo. Y unos sollozando y otros en silencio, de la triste alcoba todos se salieron”. Y termina diciendo: “¡Dios mío, que solos se quedan los muertos!”».