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Terelu Campos, con la soga al cuello, respira hondo tras el caché recibido por su participación en GHVIP

Los problemas económicos acucian a Terelu Campos y de ahí que no se ande con remilgos a la hora de aceptar trabajos. Si antes se mostraba puntillosa en cuanto a mostrar su intimidad, ahora todo ha cambiado. Y es que Hacienda le pisa lo talones. La deuda es importante, 200.000 euros,  y de ahí que haya rehipotecado su ático hasta en cuatro ocasiones. Cada mes tiene que hacer frente al pago de 6.000 euros en concepto de hipoteca.

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GHVIP ha supuesto una bocanada de aire fresco en las finanzas de Terelu. Por una semana en el reality, se ha embolsado 30.000 euros. Un caché superior al de Toño Sanchís, que cobra 25.000. Sin duda, la presentadora ha tenido suerte. Y es que en el Gran Hermano VIP la querían como concursante, y como no pudo ser, pues se conformaron con una participación estelar.

Desde que empezara la mala racha económica, Terelu ha aceptado trabajos que hasta entonces eran impensables. Por ejemplo, la portada en Interviú, que dio mucho que hablar. Sorprendió un reportaje en exclusiva donde aparecía junto a su hija. Se sentó en el Deluxe para hablar de su decadencia física. Ella misma expresó que no podía mirarse al espejo porque lo que veía, no le gustaba.

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Los problemas económicos no son solo cosa de Terelu en la familia Campos. La matriarca de la saga, María Teresa, debe 800.000 euros al fisco. Por otro lado, también suma la deuda del inmueble que adquirió en la misma finca donde vive su hija Terelu. Al valor del mismo hubo que agregar los gastos que se originaron por la gran obra que realizó para acondicionarlo a su gusto. Esta escasez de cash ha sido el detonante para que la presentadora aceptara Las Campos. Teresa es perro viejo y sabía lo que iba a pasar con el reality, que se desataría una catarata de críticas y que estaría en el ojo del huracán. Sin embargo, dijo sí porque no le quedaba otra.

Durante años, María Teresa Campos ha llevado tres casas: la suya, la de Terelu y la de Carmen. Y no es que sus hijas no trabajaran, sino que vivían por encima de sus posibilidades y no podían hacer frente a tanto gasto. La comunicadora, siempre muy protectora con sus niñas, jamás les puso un pero y pagó gustosa, pues a generosa no la gana nadie. Sin embargo, ahora Carmen y Terelu tienen que espabilar por sí mismas ya que su madre bastante tiene con lo suyo.