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Las cinco razones ineludibles para que María Teresa Campos se convierta en presidenta de España

Podría decirse que es una de nuestras presentadoras más importantes. Una comunicadora de raza, con soberanía mediática y siempre al pie de la noticia. Sin embargo, también sería correcto escribir que la Campos es toda una institución en el mundo del corazón. Uno de esos personajes que, de forma inagotable, genera la misma información y la misma controversia. Porque a María Teresa Campos solo hay dos formas de vivirla: amándola u odiándola. Despierta de forma idéntica filias y fobias de manera desmedida. Por eso desde esta revista consideramos que la Campos podría ser, perfectamente, la próxima presidenta del país. O, en su defecto, debería ocupar algún cargo de responsabilidad en el gobierno. ¡Queremos a Teresa con las tijeras dispuesta a recortar y la queremos ya!

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Aunque lleva mal las críticas -y rara es la ocasión en la que las afronta con una sonrisa- lo cierto es que Teresa está demostrando que no tiene miedo a embarcarse en nuevos proyectos. Su pasión por el entretenimiento ha hecho que haya aceptado programas de televisión que nunca pensamos que llegaría a hacer. El último ejemplo es el del reality que comparte con sus hijas. El reflejo, grabado y editado, de lo que suponemos es su vida cotidiana.

A Teresa no le ha importado que se emitiera como su novio se levanta a las doce de la mañana, la forma en la que se refiere a la asistenta que trabaja en su casa o cuáles son sus mayores miedos o temores. Por eso estamos convencidos de que María Teresa sería una perfecta representante de los valores y principios. De enrolarse en aventuras sin miedo a lo desconocido. Soltando amarras en el momento preciso.