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La reina Letizia y su extraña obsesión por no mostrar en público a sus hijas Leonor y Sofía

Cuando la reina Letizia estaba embarazada de su primera hija, la infanta Leonor, de ella se escribió: “Es el Estado y está en estado”. La frase hacía alusión al fuerte carácter de la entonces princesa de Asturias. Quien, en aquellos días, ya había manifestado su desapego por Mallorca, las regatas y se mostraba remisa a posar para los fotógrafos. Fue entonces cuando la reina Sofía, auténtico ejemplo de lo que debe ser una soberana, dio un golpe de mando en el Club Náutico de Palma y le dijo a su nuera: “Quítate las gafas”.

Han pasado los años y la princesa de Asturias, ya convertida en reina, ha puesto en práctica lo que muchos temían. Ya no hay vacaciones en Mallorca. En su lugar, la familia real pone rumbo a puerto desconocido intentado pasar desapercibidos. Es a doña Sofía a quien le toca instalarse en Marivent, junto a su hermana Irene, para cubrir el cupo de visitas establecido desde hace mucho.

 

marivent-posado-familia-real-2016 Otro punto en liza contra la reina Letizia es su empecinamiento en no mostrar a sus hijas. Realmente, apenas conocemos a las infantas Leonor y Sofía. La soberana ha decidido blindar la imagen de las pequeñas a ojos de la prensa y, por tanto, de la sociedad española. Aseguran que tanto ella como el rey están de acuerdo y aluden a que se trata de que vivan su infancia con normalidad. Sin embargo, entre poco y mucho está la medida correcta. Además, que las infantas no crecen como otras niñas de su edad. Por ejemplo, desde bien pequeña, a Leonor le han enseñado que no debe explicar a sus compañeros y compañeras de clase nada de lo que ocurre en su casa dada la posición que ocupa. En el colegio al que acude, Santa María de los Rosales, no pueden hacerse fotografías ni grabar vídeos durante los actos en que participan los niños y niñas que comparten clase con la princesa de Asturias. Por otro lado, la princesa de Asturias en nada comenzará a recibir instrucción para el puesto que está llamada a desempeñar. Ahora es la heredera pero un día será la reina.

A pesar de que algunos quieren justificar el comportamiento de doña Letizia, resulta difícil de comprender algunos de sus procederes. Es reina pero le gusta ejercer de plebeya. Para ella es sagrado el hueco reservado en su agenda para salir de fiesta con sus amigas y amigos. Con los del rey no se lleva bien. Ni la una ni los otros congeniaron desde el principio ni han hecho esfuerzo alguno para hacerlo. Algo que ha puesto en situación incómoda a don Felipe, llegando a provocar discusiones entre la pareja.

“Una generación gana el dinero y otra lo gasta”, explicaba Chábeli Iglesias a propósito de su dolce far niente y de vivir del dinero de papá. Esto bien podría aplicarse a doña Letizia, de momento, sigue disfrutando de los réditos que la reina Sofía le dejó. Sin embargo, debe hacer ciertos movimientos para no convertirse en la “enfant terrible” de la monarquía.