Completamente desbordada, en un callejón sin salida, así se encuentra Letizia Ortiz. La reina está viendo cómo sus sobrinos se están volviendo en su contra. A pesar de su juventud, la están humillando de manera pública, algo que la enfada enormemente. No entiende cómo han podido llegar a esta situación y ve asombrada cómo su poder ya no es el mismo de antes. Descubre por qué estamos ante el declive de la reina de España.
Una obsesión que no conoce límites
> Encolerizada y harta. No puede más. Letizia está llegando al límite de su paciencia y le desborda el no saber controlar la situación. Desde que se hizo público su compromiso con el entonces príncipe de Asturias, se apresuró a aleccionar a todo su alrededor. Controla minuciosamente los movimientos (y las palabras) de cada una de las personas que la rodean. O al menos eso intenta, porque las cosas han cambiado, han evolucionado. La reina está viendo cómo sus estrictas normas ya no son llevadas a cabo.
Ha perdido completamente la autoridad y eso hace que esté muy irascible. Además, si antes estaba obsesionada por manejar la situación, ahora más. Sabe que la institución a la que representa está muy dañada, en parte, por desafortunados comportamientos que ella ha tenido. Obsesionada hasta el extremo por la perfección, se esfuerza por volver a mostrar al mundo una imagen idílica. Mira a continuación cuáles son las trabas con las que Letizia se está encontrando. Te damos una pista: son personas muy cercanas quienes le están poniendo la zancadilla.
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