El sorprendente fallecimiento de Carmen Chacón provocó un aluvión de solidaridad hacia la familia de la ex ministra de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta misma semana Xavier Sardà presentaba un emotivo acto con familiares, amigos y compañeros de partido de la política catalana, que deja huérfano a un niño. La sensibilidad hacia la ex ministra de Defensa ha sido la tónica general que ha reinado en la prensa y en las redes sociales. Pero siempre hay desagradables excepciones.
El abogado Ramiro Grau se despacha contra la socialista desde el diario digital extremista Alerta Digital: «Lo realmente miserable, en mi opinión, es callar las verdades, por mor de ser políticamente correcto. La costumbre, tan española, de alabar a los muertos, de forma que todos hemos vivido entre santos, pero eso sí, sin enterarnos, pues muchos de ellos –y de ellas- eran unos auténticos hijos de puta, creo es una imbecilidad más de las que adornan nuestro acervo colectivo». Y a partir de ahí comienza a elaborar una lista de supuestas denuncias contra Carmen que en vida no nos consta que escribiese:
«Un curriculum falsificado, pretendiendo adornarse con un Doctorado en Derecho que solo existía en su imaginación. Cuando un político empieza su carrera mintiendo al electorado, creo que poco bueno puede esperarse de él… Una incompetente excesiva, incluso para el PSOE, que no anda precisamente sobrado de cerebros. Su gestión como ministra de la vivienda solo se recuerda por el establecimiento de un sistema de desahucio exprés de los inquilinos, que no es algo muy socialista que digamos.
Fue incapaz de parar la escalada de precios de la vivienda, hasta que la burbuja inmobiliaria acabó petando, pero eso a ella no le supuso ningún problema, entre otras razones porque a pesar de sus 46 años de edad, tenía numerosas propiedades inmobiliarias, en España y en el extranjero.
Zapatero, el hombre trastornado, que confundía la realidad con sus deseos, buscaba a una mujer para ministra de defensa, con lo cual discriminaba de entrada a la mitad de la población, más o menos.
Además quería que estuviese embarazada, porque iba a ser el puntazo de su “gestión”, desgobierno y malgobierno que es de juzgado de guardia, o tal vez incluso de sanatorio psiquiátrico.
Pues bien, optó por nombrar a esta señora, embarazada de siete meses, que no tenía ni puta idea del tema, como demostró sobradamente durante sus años de ministra, con el acompañamiento como felpudo del jefe del estado mayor, el teniente general Rodríguez, ese pobre hombre que ahora está haciendo el ridículo en Podemos…».
Como ven Ramiro Grau dice que Zapatero quería que Carmen se embarazase y además dice que salió «millonaria del Ministerio de Defensa» para seguir faltándole el respeto: «Quería ser todo, y se vio reducida a ser una culo parlante,, y más lo primero que lo segundo, pues Rubalcaba, como buen estalinista, prácticamente la apartó de la circulación. Se inventó un extraño fichaje en una universidad de Estados Unidos que nadie conocía y para allí se marchó, con constantes idas y venidas (…)
Posteriormente se divorció, no sé si por deseo de ella o de él, pero eso son asuntos privados, que a nadie más competen, y al final llegó el desenlace: su corazón le falló, desconociendo también las circunstancias del caso, y con la seguridad –además- de que nunca nos contarán la verdad». Y remata el vómito en forma de artículo: «Han circulado diversas versiones, que no voy a recoger, por respeto a la fallecida y a su familia».
El ex concejal del PP Óscar Bermán tampoco se cortó contra Carmen: «Alguien quiere decirme qué cosa destacable hizo esta mujer, además de pasar revista a las tropas estando embarazada? ¿Alguien podría recordar alguna idea genial, alguna frase memorable, algún proyecto, alguna aportación, algo, cualquier cosa, que saliera de Carme Chacón? ¿Hizo algo que mejorase las condiciones de vida de tan siquiera una familia española? (…) Si alguien de fuera que no conozca la situación española hubiese venido a España coincidiendo con la muerte de Carme Chacón, su conclusión sería que hemos perdido a una personalidad digna de figurar en los libros de texto junto a Isabel de Castilla, Agustina de Aragón o Rosalía de Castro. Pues no, y lamento su muerte como la de cualquier otro ser humano, pero Chacón fue política e intelectualmente irrelevante. En cualquier otra sociedad distinta de la española no habría llegado nunca a nada».
