Doña Letizia sabe que nada volverá a ser como antes. Desde que se comprometió con don Felipe, su vida cambió para siempre. Sabía dónde se metía y no tiene nada que objetar. Lo que sí la saca de quicio es el constante escrutinio sobre las personas que más quiere. En estos momentos, es vital para ella proteger y blindar el entorno de algunos familiares. Te contamos quienes son.
La abuela favorita de Letizia
Menchu Álvarez del Valle sabe bien que la fama cuesta. En su caso, su vida tranquila cambió tras conocerse que su nieta iba a casarse con don Felipe. A la locutora le dolió mucho escuchar ciertas cosas sobre Letizia. “Ay, pobre, van a hacerla picadilla”, le dijo Menchu a su hija Henar Ortiz. Lo que no sabía en ese momento es que la rueda de la leyenda apuntaría contra ella, como así fue.
El cariño que doña Letizia siente por Menchu ha hecho que se murmure acerca de una privilegiada situación económica gracias a la boda de su sobrina. Entre otros rumores, que un helicóptero, cada mes, se detenía en su casa para entregarle una importante cantidad de dinero que le enviaba su generosa nieta. Sin duda, historias para no dormir pero que calaron hondo en algunas personas de naturaleza crédula.
La cruz de emparentar con la familia real
La parte más desagradable de que doña Letizia fuera a contraer matrimonio con don Felipe la vivieron Menchu y su marido en carne propia. Al día siguiente del anuncio de boda, empezaron a recibir anónimos con amenazas de muerte. Fue muy desagradable y solo quedó en un susto pero en Ribadesella lo pasaron mal. En cierta ocasión, Menchu Álvarez del Valle viajó a Marbella para pasar unos días con unos amigos y corrió el rumor de que tenía servicio de chófer y seguridad a cuenta de Casa Real.
En realidad, Menchu se desplazaba de un lugar a otro de la ciudad en el coche de sus amigos. Entre otros lugares, visitó la consulta de un prestigioso doctor y también se dejó ver disfrutando de la gastronomía local en algún chiringuito. Todo de lo más normal. Sin embargo, su viaje hizo correr ríos de tinta. La abuela de doña Letizia optó por el silencio para no entrar en el juego de los desmentidos que tan malos resultados da últimamente.
Una imagen como desmentido
Se ha dicho quedoña Letizia está preocupada por la salud de su abuela. Quizás ese haya sido el motivo de que Menchu y su hijo, Jesús Ortiz, hayan estado en Covadonga arropando a los reyes y sus hijas. La estampa serviría para desmentir la tan comentada enfermedad. Ya se sabe que en Zarzuela gustan de desmentidos a través de imágenes. No se informó de que familiar alguno de la reina fuera asistir al primer acto institucional de la princesa Leonor.
La presencia de Menchu y Jesús se descubrió cuando Leonor y Sofía entraron a la basílica de Covadonga y saludaron a su bisabuela. Hasta entonces, nadie sabía que estaba allí dado que optó por un discreto segundo plano, igual que Jesús Ortiz. Por cierto, que el padre de la reina no acudió acompañado de su esposa ni de la hija que tienen en común porque Ana Togores no es santo de la devoción de doña Letizia y no quiere que esté junto a ella en público.
Un padre ocupado y preocupado
Hace algún tiempo, Menchu Álvarez del Valle se sinceró con unos amigos sobre la relación de su nieta con don Felipe. Ciertamente, no tenía ni idea de que sus palabras acabarían en la prensa pero una indiscreción lo propició. La locutora expresó sobre don Felipe: “El rey es encantador, dulce, delicado pero, a la vez, con mucho carácter y gran educación”. Una de las primeras personas que doña Letizia quiso que su novio conociera fue su abuela paterna.
Cuando Menchu supo que la reina quería llevar al príncipe a su casa, dijo: “Esta casa no está para recibir a un príncipe”. Y así prosiguió la conversación: “Mi nieta contestó que Felipe había hecho muchas milis. Menchu Álvarez del Valle define al rey como «un hombre encantador, de una naturalidad y una humildad que no te imaginas”. Además, reveló que don Felipe como un padre ocupado y preocupado por sus hijas.
Decidió irse en su mejor momento
Si algo preocupa a doña Letizia es salvaguardar la tranquilidad de sus familiares más directos. Le gustaría que su abuela pudiera estar fuera del ojo público y que no existiera escrutinio sobre ella. Todo apunta a que Menchu está en buena forma pero ya son 94 los años que tiene y necesita un ambiente relajado. Por otro lado, aunque siempre ha mostrado su mejor cara con la prensa, es pesado para ella el continuo interés.
Ciertamente, la reina se siente culpable por el hecho de que la vida haya cambiado para sus más allegados tras su matrimonio con don Felipe. Y más tras el suicidio de Erika, una noticia muy dura para toda la familia. La hermana de la reina estaba delicada pero nada hacía presagiar que acabaría con su vida en el que se suponía su mejor momento. Atrás habían quedado las estrecheces económicas. Tenía un buen trabajo, estaba enamorada y era madre de una niña a la que adoraba. Sin embargo, qué sabe nadie…
La estela de Erika
La triste desaparición de Erika afectó mucho a la familia. La otra hermana de la reina, Telma, se metió en un macro juicio contra muchos medios de comunicación y perdió. Reclamaba privacidad absoluta. Vamos, salir del circuito público en el que había entrado tras la boda de doña Letizia. De repente, aquellas fiestas que organizaban los amigos de don Felipe dejaron de interesarle. Y tomó una decisión. Se instaló con su hija en Barcelona.
Desde entonces, las revistas no publican imágenes de Telma. Si algún fotógrafo ofrece algunas, hay orden de no comprar. Al parecer, fue una petición que se hizo desde Zarzuela. A la hermana de la soberana se le achaca una relación sentimental estable desde hace un tiempo. Se desconoce la identidad del caballero. Antes de esto, Telma Ortiz estuvo casada con Jaime del Burgo pero no funcionó. Algo que entristeció a doña Letizia, muy amiga de quien fuera su cuñado.