Ya ha pasado más de medio año desde que se dio a conocer que el torero y la socialité ponían fin a su matrimonio, pero la separación definitiva no termina de llegar… Los documentos que romperían su relación a ojos de la Justicia no se han arreglado todavía, y mucho se ha especulado en los últimos meses sobre las razones que motivan este retraso. Ahora, se acaba de publicar que Enrique Ponce no quiere firmar el divorcio “por razones sentimentales y emocionales”. Por lo visto, se resiste a desprenderse de algunos lazos que aún le unen a Paloma Cuevas. ¡Qué fuerte! ¿Qué pensará Ana Soria de todo esto? Sigue leyendo, te contamos más detalles a continuación.
Adiós a más de 20 años de relación
> El verano del año pasado comenzó con la noticia de que Enrique Ponce y Paloma Cuevas habían puesto fin a su matrimonio tras más de dos décadas compartiendo su vida. La decisión se venía gestando desde hacía bastante tiempo, pero el confinamiento impuesto a consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus les obligó a posponer sus planes de separar sus caminos… Cuando se levantaron las restricciones de movilidad, el torero abandonó el hogar familiar y se marchó junto a su nueva pareja, Ana Soria, con quien disfrutó de una particular “luna de miel” de la que millones de espectadores fueron testigo. El diestro y la joven no se cortaban un pelo a la hora de mostrar su pasión a ojos de todo el mundo, una sobrexposición que no hacía mucha gracia a la socialité, preocupada por que sus hijas vieran las imágenes de su padre dándolo todo con otra mujer.
Desde aquella sonada ruptura que ocupó todos los titulares de la crónica social ha pasado ya más de medio año, pero la separación todavía no se ha formalizado a ojos de la Justicia. Aunque Paloma Cuevas ya ha firmado los papeles del divorcio, según asegura su círculo más íntimo, Enrique Ponce se resiste a estampar su sello en los documentos que lo convertirán de forma definitiva en el exmarido de la socialité. Mucho se ha estado especulando sobre las razones que han motivado este retraso del maestro, y se apuntaba a los motivos económicos. Sin embargo, parece que son los lazos emocionales y sentimentales los que realmente no le permiten separar su camino del de la madre de sus hijas de forma legal. ¿Quieres conocer más detalles y enterarte de todo? Sigue leyendo, te lo contamos en la página siguiente.
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Enrique Ponce, ligado emocionalmente a Paloma Cuevas
> Según los primeros detalles del acuerdo de divorcio que se hicieron públicos, el torero y su todavía mujer aceptaron algunas condiciones entre las que se incluía que la custodia de las hijas que tenían en común recaería sobre Paloma Cuevas, aunque Enrique Ponce podría visitarlas en función a un régimen previamente establecido. Además, se determinó que la sociliaté seguiría viviendo en La Finca de Pozuelo, mientras que el maestro empezaría de cero en la casa familiar de Pintor Rosales. Por lo visto, es aquí donde radica el problema, tal y como ha publicado Eurotoro. Según este portal, en la primera propiedad se localiza también un enorme pabellón de caza en el que el de Chiva conserva trofeos de gran valor sentimental para él, entre los que se incluyen hasta 1.000 cabezas de toros.
El medio citado anteriormente asegura que Enrique Ponce exige vía libre para poder acudir a ese pabellón de caza siempre que le plazca, pero Paloma Cuevas, quien ostentaría la propiedad de La Finca según el primer acuerdo de divorcio, se niega en rotundo. Aunque la estancia se encuentra muy retirada de la residencia principal, parece que la socialité quiere disponer de intimidad y no se sentiría cómoda con su exmarido campando a sus anchas por el que sería su hogar. Esta versión se enmarca dentro de las últimas informaciones publicadas, que apuntan a que el torero habría cambiado de opinión y ya no estaría conforme con las condiciones pactadas en el preacuerdo de divorcio. Sin embargo, hay quien también señala a los problemas económicos del maestro como posible causa de su retraso en la formalización de su ruptura.
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Enrique Ponce “está casi arruinado”
> Además de estos supuestos motivos emocionales que habrían motivado el retraso del torero en la firma de su divorcio de Paloma Cuevas, en los últimos meses también se ha estado comentando que los asuntos fiscales del diestro también podrían estar detrás de esta demora que ha empezado a sacar de quicio a la socialité. Desde su círculo íntimo se desliza que Enrique Ponce todavía tiene que solucionar algunos temas con Hacienda para poder hacer oficial su separación, puesto que un cambio en su estado civil podría perjudicar gravemente su situación actual con el Fisco. Además, Paloma García-Pelayo publicó en Look que algunas empresas de Enrique Ponce han empezado a hacer agua a consecuencia de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus, y sus cuentas han empezado a tambalearse.
“Está casi arruinado. Los negocios no le han ido nada bien y ahora que casi no torea, las deudas le superan”, sentenció la periodista. Para Enrique Ponce, se trata de una situación que “le sume en un mar de complicaciones y él mismo retrasa la firma del acuerdo”, tal y como indica Paloma García-Pelayo. Mientras que el torero intenta recomponer su maltrecha economía, parece que Paloma Cuevas atraviesa por su mejor momento y no le queda otra que esperar a que su expareja firme los papeles del divorcio luciendo la mejor de sus sonrisas.
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El renacer de Paloma Cuevas
> Cuando se dio a conocer que el matrimonio entre la socialité y Enrique Ponce había llegado a su fin, destacó el ostracismo en que se refugió ella frente a la sobrexposición mediática que mostraba él con su nueva pareja. Según los amigos más cercanos a la empresaria, fueron muchas las lágrimas que derramó por culpa del desamor, pero tal y como se ha podido comprobar a través de sus redes sociales, parece que los lloros se han acabado para Paloma Cuevas. Por fin ha empezado a levantar cabeza y, tras un tiempo alejada del panorama social, la cordobesa vuelve a presumir de belleza y sonrisa a través de sus plataformas oficiales. Paloma Cuevas ha resurgido de sus cenizas, y llega con más fuerza que nunca.