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Alonso Caparros: ¿un sátiro obsceno, o un superhombre?

 

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A partir de mañana lunes en la revista Primera Línea posa Alonso Caparrós sin tapujos ni artificios, para no despistar la atención de lo puramente importante para él, su alma escoltada de la que fue su salvadora, su ángel de la guarda, su esposa.

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No tenías que haber hecho, Alonsito. Y mira que me cae bien Torito, maestro de ceremonia de esas orgías romanas que  monta en Primera Línea  tan pictóricas (por si no lo sabéis Torito es un artista gráfico muy bueno).  Hoy estoy en modo espiritual, y me deprime ver en lo que se ha convertido aquel superhombre de la película Perdona bonita pero Lucas me quería a mí, parece un sátiro al que le han cambiado el cuerpo de cabra por un culo glorioso, como el que lucía por aquellos tiempos.

Nos quedamos sin saber si los atributos de Caparros son comparables a las de Antonio Tejado, a quien era difícil fotografiar por detrás sin ocultar sus magnitudes

No se me pone Torito para decirme si lleva o no lleva photoshop en el trasero, ni si el tamaño de su brocha es comparable al de Antonio Tejado, de quien cuenta algún ayudante de luces que era difícil de fotografiar por detrás sin ocultar sin magnitudes. Ya he dicho que estoy en modo espiritual pero mi deber es informar ante todo.

Y es que a veces es peor tapar que insinuar. A mí me produce algo de repelús el semidesnudo frontal en el que se tapa con la manita. Pero como dice este usuario de Twitter:

Los dermatólogos le estarán eternamente agradecidos, ha hecho la mejor campaña posible en contra de la depilación integral púbica

Eso sí, los dermatólogos le estarán eternamente agradecidos, su desnudo frontal parece un anuncio de la campaña que hicieron para indicar los efectos nocivos en el contagio de las enfermedades de transmisión sexual provocadas por las depilaciones integrales masculinas y femeninas, donde hay pelo hay alegría. .

Pues tendrá morbo hercúleo, pero a mí me gustaba mucho más en Perdona, bonita. He encontrado un trailer por aquí. A veces lo importante no es el culo, sino la cara.  Y Alonso Caparros, al que no le puedo perdonar que se enfadara por papá, perdió su rostro de ángel hace mucho, mucho tiempo.