Los famosos y sus hijos secretos. Historias llenas de pasión que permanecieron en el más absoluto secreto hasta que se escaparon por la rendija y llegaron a los medios.
Alexis ha sido el último en sumarse al club de hijos secretos de los famosos. Es fruto de la relación entre la hija de Kiko Ledgard, Anette, y Bigote Arrocet. Alexis siempre ha sabido quién era su padre, aunque no lo ve desde que era un niño. ¿Qué llevó al humorista a no reconocerlo? Quizás que estaba casado, quizás un acuerdo con la madre… Quizás, quizás, quizás.
El Cordobés y sus hijos secretos fueron algo aceptado y jaleado por la España profunda. Manuel Díaz fue el fruto de la relación del torero y su madre, María Dolores Díaz. Han tenido que pasar muchos años para que Manuel se decidiera a reclamar la paternidad al diestro. Los tribunales le han dado la razón. Los peores temores de Martina se cumplieron.

De no ser porque un día María Shriver miró fijamente al hijo de la asistenta que trabaja en su casa, su matrimonio con Arnold Schwarzenegger hubiera seguido in eternum. El sorprendente parecido del chico con el actor encendió la ira de su mujer. Arnold no tuvo más remedio que contarle la verdad. Y así se escribió el final de una pareja que ocupó horas y horas en los medios. Los Kennedy también lloran.


La bellísima Liv Tayler era una niña cuando supo que su padre era Steven Tyler, líder de Aerosmith. En este caso, no es que el cantante no quisiera reconocer a su hija, sino que fue la madre, la modelo Bebe Buell, la que consideró que su afición a las drogas podría perjudicar a la pequeña. No obstante, la fuerza del cariño fue tan fuerte que hasta se llevó las reticencias de Bebe.

En el mejor verano de Carlos Baute, supimos que José Manuel Arellán era hijo suyo. Desde un primer momento, el cantante se negó a hablar del asunto. La presión mediática hizo que se sometiera a las pruebas de paternidad que resolvieron lo que era evidente por parecido físico, José Manuel era hijo suyo. Aunque el joven ha intentado tender puentes para que la relación entre ambos fluya, Baute nada quiere saber de él. Hay padres, padrecitos y padrastros.
Daniel Scioli, que se jugó la presidencia de Argentina en un más que ajustado cara a cara con Mauricio Macri, tiene una hija, Lorena, que hoy es uno de sus mayores orgullos pero que durante años ocultó. Fue el empecinamiento de la niña por conocer a su padre el que puso al político contra las cuerdas. Y una vez la vio, ya no pudo resistirse a tanto amor y le dio el sitio que le correspondía, el de una Scioli de pleno derecho.







