No son pocas las personas que aspiran a llevar una vida igual que la de nuestras celebrities. Viajes, lujo, glamour y dinero, ¿quién puede hacerle ascos a todas estas calidades? Sin embargo, la fama también tiene una cara negativa. Algunos rostros conocidos de nuestro país han sufrido el acoso de parte de sus fans y varias situaciones han llegado a superar los límites legales. Mensajes amenazantes, ‘regalitos’ inesperados e incluso una ballesta forman parte de estas rocambolescas historias. Sigue leyendo para descubrirlas.
Marta Fernández, «prisionera en casa»
> La que fuera presentadora de los informativos de Cuatro reveló hace poco que lleva dos años sufriendo el acoso de un admirador. Marta Fernández comenzó a recibir mensajes de un hombre a través de sus redes sociales. Al principio no le dio importancia porque no parecía preocupante, pero todo cambió cuando los escritos empezaron a llegar a su casa. El sujeto había descubierto dónde vivía e incluso le dejó un regalo en su balcón. «Está alto. Hay que hacer fuerza para llegar», explicó la periodista.
Después de este episodio, no dudó en acudir a la policía para denunciar, pero la cosa fue a más. El hombre la esperaba en la puerta de casa, la seguía a sus firmas de libros y incluso la llegó a increpar en un bar tras enfadarse por la indiferencia de Marta. «Es como estar prisionera en tu propia casa, porque no puedes bajar», explicaba la presentadora. Al fin, tras dos años de infierno, Fernández ha conseguido que un juez imponga una orden de alejamiento. Aún así, de seguro que tendrá que pasar mucho tiempo hasta que pueda volver a dormir tranquila.
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La actriz a la que amenazaron de muerte
> Aunque tenía una dilatada carrera profesional sobre su espalda, los espectadores comenzaron a conocer a Sara Casansovas gracias a su papel en Amar en tiempos revueltos, de Televisión Española. La ficción llegó a traspasar fronteras y un fan alemán se obsesionó con la actriz. Al principio, se limitaba a enviarle cartas de ‘amor’ que nunca fueron respondidas, algo que despertó la furia del individuo. El hombre en cuestión llegó a viajar a España para ver a la intérprete en varias obras de teatro. De hecho, se atrevió a entrar a su camerino sin que ella fuera consciente de cómo terminaría la situación.
Sara terminaba de representar La noche de la iguana y a la salida del teatro la esperaba su admirador. El hombre le exigió que respondiera sus misivas y esta se negó. Acto seguido, el individuo sacó una ballesta de su mochila y la disparó contra el rostro de la actriz. Un amigo de Casasnovas y los buenos reflejos de la gallega evitaron que el episodio terminara de forma trágica. El alemán fue detenido y la policía encontró numerosas armas en su equipaje, que seguramente tendría intención de usar. La víctima asegura que, varios años después del incidente, las cartas en las que la amenaza de muerte siguen llegando a su buzón.
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La ex gran hermana a la que vigilaban
> En este caso, fue una pareja la que sufrió el acoso en sus propias carnes. Se trata de Bea y Rodri, concursantes de Gran Hermano 17 que iniciaron su relación en Guadalix de la Sierra que se alargó hasta hace solo unos pocos meses. Cuando todavía estaban juntos, ambos pasaron por un auténtico infierno cuando descubrieron que un fan se había obsesionado con ellos. La persona en cuestión les escribía a través de sus redes sociales y les hacía saber que los había estado siguiendo. Conocía cómo iban vestidos, dónde habían estado, a qué hora habían llegado y algunos detalles íntimos de su pasado.
«Llevamos recibiendo acoso por parte de la misma persona durante meses. Hemos llegado al límite. No podemos más y vamos a denunciar a la policía», avisaban Bea y Rodri a través de su canal en Mtmad. Al parecer, la persona que los acosaba abría y cerraba diferentes cuentas en Instagram para no ser detectada, pero la policía consiguió rastrear su dirección IP. Por desgracia, los agentes necesitaban una autorización expresa de la red social para poder geolocalizar al admirador. De momento, ninguno de los afectados ha vuelto a pronunciarse al respecto, por lo que todavía es una incógnita la identidad del perturbado.
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Los «regalitos» que dejaron a una famosa actriz
> A cualquiera le gusta que le agasajen con presentes, pero la cosa cambia cuando quien te ofrece los regalos es un completo desconocido. Algo así le ocurrió a Dafne Fernández, con el agravante de que la persona que la obsequió sabía dónde vivía. Según reveló la actriz en Mi casa es la tuya, alguien le dejó en el felpudo de casa un montón de «regalitos» que no le hicieron ni pizca de gracia. «Ahí me llegué a asustar», confesó la intérprete madrileña.
Al parecer, la persona que quiso agasajarla localizó la dirección de su casa gracias a sus redes sociales. Fue todo un trabajo de superespías recopilar tanta información, teniendo en cuenta que Dafne jamás público nada especialmente revelador. «No puse nada en mi casa. No lo sé, quizá fue por el barrio o porque la gente pregunta o hace deducciones. No lo sé, pero pasé mucho miedo. Hay que tener muchísimo cuidado», sentenció Fernández, en referencia a lo expuestas que estamos las personas por culpa del mal uso que se hace de Internet.
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En el universo Sálvame tampoco se libran
> Las colaboradoras del magacín estrella de Telecinco también han tenido que lidiar con estas desagradables situaciones. La primera en confesarlo fue Lydia Lozano. La tertuliana aseguró en Sálvame que una niña de trece años le escribía constantemente a través de su teléfono móvil. Al parecer, la joven padecía una enfermedad en los pies y las manos que le provocaba unos terribles dolores. La periodista le daba bola porque pensaba que así la estaba ayudando, pero la cosa cambió de forma repentina. «Un día me veo un chat con más de 20 personas. Uno de ellos me contó por privado que fue esta chica la que había dado mi número a todos sus amigos, así que la bloqueé», concluyó la televisiva.
Pero no ha sido la única que ha tenido que pasar por esto. Mila Ximénez tampoco se ha librado y confesó a través de Twitter que una persona famosa se propasó con ella varios años atrás, aunque no quiso dar nombres. «Me encanta el tema del acoso. Ahí van las iniciales de alguien que tendría que estar encerrado desde hace años: A. M. L.», sentenció la periodista sevillana, aunque nunca reveló la identidad de su agresor.
