DoƱa Letizia estĆ” pasando por uno de sus peores momentos. El estrĆ©s que generan las obligaciones de la Corona y la mala relaciĆ³n con la familia real han hecho mella en ella. La situaciĆ³n ocupa y preocupa en Zarzuela ya que la salud de la reina se esta viendo seriamente afectada. ĀæQuĆ© le ocurre a doƱa Letizia? Te lo contamos todo a continuaciĆ³n. Sigue leyendo.
La guerra abierta contra la familia real
> Hace tiempo que no se soportan. Las personas mĆ”s cercanas a Casa Real aseguran que doƱa Letizia no es una mujer fĆ”cil de llevar, lo que le habrĆa costado algunos enfrentamientos contra su propia familia. Si bien no es ningĆŗn secreto que entre la reina SofĆa y ella saltan chispas cada vez que se ven, esa misma tensiĆ³n tambiĆ©n existe con el rey emĆ©rito y las infantas Elena y Cristina.
Pero no solo eso, sino que al propio Felipe VI le cuesta soportar a su mujer en mĆ”s de una ocasiĆ³n. Parece que Letizia ha tenido que verse sola y enfrentada con todo el mundo para darse cuenta de que necesita relajarse y aprender que su palabra no es la de Dios. Precisamente por esto, Ortiz se habrĆa visto obligada a recurrir a los servicios de un profesional para que la ponga en tratamiento psicolĆ³gico, antes de que el estrĆ©s y su temperamento terminen de destruirla.Ā
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La fuerte paranoia de Letizia
>Ā SegĆŗn ha publicado Periodista Digital, la reina lleva aƱos acudiendo a terapia para mantener su mente a raya. Sin embargo, ha sido en los Ćŗltimos meses cuando las visitas al psicĆ³logo se han repetido con mayor frecuencia. Tras unos meses nefastos en lo que la relaciĆ³n con Juan Carlos y doƱa SofĆa se refiere, Letizia necesitaba encontrar Ā«cierta estabilidad mentalĀ» y por eso ha recurrido a la desesperada a la ayuda de un profesional.Ā
Todo apunta a que la reina podrĆa estar sufriendo algĆŗn tipo de paranoia que la lleva a pensar que estĆ” rodeada de enemigos y traidores que solo quieren destruirla. DoƱa Letizia estĆ” en alerta las veinticuatro horas del dĆa y eso la agota mentalmente. Ni siquiera en los entornos en los que deberĆa estar mĆ”s relajada, como su casa o rodeada de su familia, puede bajar la guardia. Estos pensamientos conspiranoicos merman su felicidad y la convierten en la mujer frĆa y rĆgida que muestra ser.
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Letizia y su tiranĆa con el personal de servicio
>Ā Pero no serĆ” su familia la Ćŗnica que celebre los logros que el psicĆ³logo pueda conseguir sobre la personalidad de Letizia. Al parecer, la reina no se reserva las malas formas solo para sus seres queridos, sino que tambiĆ©n tiene para el personal de servicio. Los asistentes de Zarzuela ya estĆ”n cruzando los dedos para que la terapia surta efecto y no tengan que soportar nunca mĆ”s los berrinches de la seƱora Ortiz.Ā
SegĆŗn apuntan las fuentes de Periodista Digital, los desencuentros entre la consorte y los empleados de Casa Real son bastante frecuentes. A Ortiz le gusta tenerlo todo controlado, hasta el mĆ”s mĆnimo detalle, por lo que se pasa los dĆas supervisando e inspeccionando el trabajo del personal, dando indicaciones y Ć³rdenes a diestro y siniestro. Tener siempre la tenaz sombra de la reina tras sus espaldas ha debido socavar la motivaciĆ³n de todo el equipo, que esperan con los brazos abiertos a que la nueva Letizia de la cara.
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Las manĆas mĆ”s raras de la reina
>Ā Pero no solo habrĆa recurrido a los servicios de un psicĆ³logo para rebajar su fuerte carĆ”cter, sino para acabar con un sinfĆn de manĆas que no la dejan vivir. La reina ha invertido los roles y actĆŗa como si viniera de la mĆ”s selecta de las cunas, mientras que Felipe VI es mĆ”s cotidiano y comĆŗn. Ortiz impone una serie de normas de comportamiento incluso de puertas para adentro, algo que su marido no comparte y que ha generado numerosas broncas entre ellos.Ā
AdemĆ”s, Periodista Digital avisa de que el rey podrĆa no estar del todo de acuerdo con los valores y la educaciĆ³n que Letizia estĆ” inculcando a las pequeƱas Leonor y SofĆa. Por todo esto, Ortiz ha necesitado reordenar sus pensamientos y gestionar sus emociones, con vistas a tener una mejor relaciĆ³n con toda su familia, incluida la polĆtica.Ā
Muy atrĆ”s quedan los aƱos en que la consorte era uno de los miembros mĆ”s valorados de la familia real por su naturalidad y espontaneidad. Con el paso del tiempo se ha convertido en una estirada que no transmite ninguna cercanĆa, dejando su valoraciĆ³n popular a la altura del betĆŗn.