Las reinas y princesas están sometidas a mucha presión mediática. Se ven cada día en la prensa, la televisión y en las monedas de sus países. Su retrato perdurará por los siglos de los siglos y formará parte de la historia de cada región.
Tanta responsabilidad no debe ser fácil de llevar y para que no se note, deciden pasar por el quirófano. Eliminar alguna imperfección y de paso asegurarte un rostro inmortal.
Mary Donalson
La abogada australiana Mary Donalson, ganó su mejor juicio cuando logró cazar a un príncipe europeo. En su tierra de adopción no necesita hacerse ningún retoque. Es una cultura distinta en la que con un buen peinado y ropa adecuada una señora permanece igual de estupenda que el primer día.
Adicta a las compras y a las grandes marcas, prefiere invertir su dinero en bienes materiales que en su propia cara o cuerpo. No evita ciertos de tratamientos, pero no quiere exponerse a los peligros de una intervención. Es mejor asegurarse el futuro y sentirse bien con una misma, que mostrar debilidades al mundo
Mette Marit la princesa rebelde
Mette Marit es una de las princesas peor vista por el público. Una madre soltera con un pasado dudoso que llegó hasta la corona después de enamorar perdidamente a un joven heredero. Los escandinavos suelen ser modernos, pero no tanto, como para aceptar una reina común.
Un poco de magia en el rostro y la Cenicienta moderna se transforma en una auténtica princesa de cuento. El frío debe ayudar, pero un poco de ácido hialurónico también. Mette Marit se ha convertido de la noche a la mañana en una mujer 20 años más joven y sin las marcas de un pasado lleno de acción.
