Tras su retirada de la arena política, Pablo Iglesias, consciente de los desafíos y resultados de su proyecto político, se encuentra ahora con un excedente de tiempo en su fabuloso chalet de Galapagar. En un giro inesperado, ha decidido aventurarse en el mundo de la hostelería. Anunció en noviembre pasado la apertura de un «bar solo para rojos» en Madrid, y lamentablemente, ha cumplido su palabra.
El 19 de marzo, la Taberna Garibaldi, en el número 8 de la calle Ave María, en el barrio de Lavapiés y cerca del Congreso de los Diputados, abrirá sus puertas al público. Pablo Iglesias ha elegido para promocionar su taberna una frase del filósofo Karl Kautsky, El Renegado: «Las tabernas son el único bastión de la libertad del proletariado».
El nombre del establecimiento rinde homenaje al Batallón Garibaldi, una unidad de las Brigadas Internacionales que lucharon en defensa de la Segunda República durante la Guerra Civil Española. Este batallón adoptó el nombre en honor a Giuseppe Maria Garibaldi (1807), destacado líder militar, revolucionario y político italiano, figura central en la Unificación de Italia. La formación de voluntarios italianos, conocida inicialmente como Legión Italiana, se estableció el 27 de octubre de 1936 a través de un acuerdo entre los partidos republicano, socialista y comunista italianos.
1El bar de Pablo Iglesias
Pablo Iglesias no estará solo en esta empresa. Se ha asociado con el poeta Sebastián Fiorilli y el cantautor Carlos Ávila. Su objetivo conjunto es combinar la oferta gastronómica con una variada programación cultural, que incluirá conciertos, recitales poéticos y presentaciones de libros, además de servir como plataforma para la promoción de sus ideas políticas. Según datos del Registro Mercantil, la Taberna Garibaldi se registró el 16 de febrero con un capital social de 3.100 euros.
Aunque aún restan algunos días para la inauguración oficial, la carta del establecimiento ya ofrece una selección de platos cuyos nombres han sido cuidadosamente elegidos. Entre las propuestas gastronómicas se encuentran el Salmorejo Partisano, las Enchiladas Viva Zapata y las Carrilleras Brigada Garibaldi. Además, se incluirá una variedad de platos veganos bajo el nombre «No me llame Ternera», coincidiendo con el título de un documental sobre el miembro de ETA Josu Urritikoetxea.
Precisamente esta falta de gusto en el nombre de los platos veganos es el guiño que le falta a Pablo Iglesias para simpatizar un poco más con el entorno de banda terrorista ETA y sus ideales políticos con los que tanto ha simpatizado siempre. Iglesias ha abrazo siempre todas las causas de la extrema izquierda, aunque entre ellas estuviera blanquear a un grupo que sembró el terror en España durante décadas.
La relación entre la comida y la política se ve reflejada no solo en la propuesta gastronómica, sino también en la selección de cócteles, que incluyen el Fidel Mojito, el Ché Daiquiri, el Evita Martini y el Pasionaria Puerto de Valencia.
Para cerrar la jornada, según ha revelado el propio Pablo Iglesias a la agencia de noticias EFE, la canción que indicará el cierre del establecimiento será siempre «Bella Ciao», conocida internacionalmente como un himno de resistencia antifascista.
Pablo Iglesias sigue su carrera fuera de la política de la que salió desanimado por la falta de poder que esperaba tener una vez en la vicepresidencia del Gobierno a la que le llevó Pedro Sánchez. En ese puesto fue padre de sus hijos junto a Irene Montero y se compraron un polémico chalé en Galapagar que fue objeto de duras críticas por esa línea de prosperidad y de casta que le sirvió para llegar al poder y que tanto criticó y a la que luego se lanzó sin pensarlo dos veces.
