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Tortas fritas de la abuela: un viaje culinario a la tradición gastronómica

En la vasta paleta culinaria que ofrece el mundo, pocas experiencias logran capturar la esencia de la tradición y el calor hogareño como las tortas fritas de la abuela. Estos pequeños manjares, crujientes por fuera y esponjosos por dentro, han trascendido generaciones, llevando consigo la magia de los sabores caseros que nos conectan con las raíces de la cocina de nuestros ancestros.

Las tortas fritas, también conocidas como sopaipillas en algunas regiones, tienen una historia que se remonta a tiempos inmemoriales. Originarias de la región ibérica, estas delicias conquistaron América Latina durante la colonización, adaptándose a las diversas culturas y tradiciones culinarias de cada país. Sin embargo, es en el seno de la familia donde estas tortas fritas alcanzan su máximo esplendor, con recetas que se transmiten de generación en generación.

SECRETO EN LA MASA: INGREDIENTES Y PROPORCIONES

Ingredientes:

  • 3 tazas de harina de trigo
  • 1 cucharadita de sal
  • 2 cucharaditas de polvo de hornear
  • 2 cucharadas de manteca
  • 1 taza de agua tibia
  • Aceite para freír

Paso 1: La preparación de la masa

tortas fritas

El primer paso en la creación de las tortas fritas de la abuela es la elaboración de la masa. En un tazón grande, tamiza la harina de trigo y mézclala con la sal y el polvo de hornear. Agrega la manteca y mezcla hasta obtener una textura arenosa. Es en este momento cuando se despiertan los recuerdos de la infancia, el aroma de la harina impregnando el aire.

Paso 2: El toque especial del agua tibia

El ingrediente mágico que da vida a la masa es el agua tibia. Agrega gradualmente la taza de agua tibia mientras amasas la mezcla. La consistencia debe ser suave y homogénea, sin grumos. Este paso es crucial, ya que el equilibrio entre los ingredientes determinará la textura perfecta de las tortas fritas: crujientes por fuera y tiernas por dentro.

Paso 3: Reposo y anticipación

Una vez que la masa está lista, déjala reposar en un lugar cálido y cubierta con un paño durante al menos 30 minutos. Este tiempo de reposo permite que la levadura actúe, creando una masa más ligera y esponjosa. Mientras la masa descansa, la cocina se impregnará con la promesa de un festín ancestral.

LA MAGIA DEL AMASADO Y EL CORTE PARA LAS TORTAS FRITAS

Paso 4: El ritual del amasado

Después del reposo, la masa estará lista para ser moldeada. En una superficie enharinada, extiende la masa con un rodillo hasta obtener un grosor de aproximadamente 1 centímetro. Aquí es donde cada cocinero agrega su toque personal, recordando las enseñanzas de sus antepasados sobre la importancia del amor en cada movimiento.

Paso 5: El arte del corte

tortas fritas

Con la masa extendida, utiliza un cortador circular para dar forma a las tortas. Algunas abuelas prefieren la simplicidad de un vaso, mientras que otras utilizan cortadores especiales, transmitiendo la tradición a través de utensilios que han sido parte de la familia durante décadas. Cada círculo cortado es una pequeña obra maestra, lista para sumergirse en el calor del aceite.

LA TRANSFORMACIÓN EN LA SARTÉN: FRITURA PERFECTA

Paso 6: Sumergirse en el dorado líquido

El siguiente acto en este teatro gastronómico es la fritura. En una sartén profunda, calienta el aceite a una temperatura media. El secreto aquí es la paciencia; las tortas fritas necesitan ser doradas lentamente para asegurar que se cocinen uniformemente por dentro. Coloca con cuidado cada círculo en el aceite caliente y observa cómo se transforma en un dorado apetitoso.

Paso 7: El momento mágico del inflado

tortas fritas

Uno de los momentos más emocionantes en la elaboración de las tortas fritas es cuando comienzan a inflarse en el aceite. Este fenómeno mágico es el resultado de la reacción de la levadura, creando pequeñas burbujas de aire que convierten las tortas en bocados esponjosos. La abuela siempre decía que este era el momento en que las tortas fritas cobraban vida propia.

Paso 8: El Dilema del Sabor

La versatilidad de las tortas fritas permite una elección final que ha dividido a generaciones: ¿azúcar o sal? Algunos optan por espolvorear generosamente azúcar glas sobre las tortas recién fritas, creando una capa dulce y crujiente. Otros prefieren un toque de sal que realza la simplicidad de la masa. Sea cual sea la elección, este último paso es la firma personal de cada cocinero.

MÁS QUE UN PLACER CULINARIO

Las tortas fritas de la abuela no son simplemente un placer culinario; son un viaje en el tiempo, un recordatorio de nuestras raíces y una conexión con las generaciones pasadas.

Cada paso en la receta es un tributo a la tradición, y cada bocado es un homenaje a las abuelas que han mantenido viva la llama de la cocina casera. Así, mientras disfrutamos de estas delicias crujientes, también celebramos el amor y el legado que han sido cuidadosamente tejidos en cada hebra de masa.