La muerte de Fernández Tapias ha hecho que mucha información se haga pública. Todos los focos apuntan a su viuda, Nuria González. Se ha hecho público que empresario fue declarado como incapacitado parcialmente por deterioro cognitivo; como consecuencia de ello tuvo que designar dos tutores, uno en el ámbito médico y otro en el económico y empresarial.
Nuria no fue fiel a su verdad en unas de las batallas judiciales en las que se enfrentó a los primogénitos de su marido. En aquel momento, se jactaba de haber golpeado a los hijos de su marido en el tribunal. Sostuvo que Fefé (Fernando Fernández Tapias) nombró en plenas facultades a Florentino Pérez como mediador y no como tutor voluntario. Nuria justifica que la justicia por aquel entonces desestimó las peticiones de los hijos y dio por cerrado el caso.
Está claro que la relación entre Nuria y Fernando era complicada. Su relación se ha vuelto inestable en los últimos años. Los desagradables insultos que le infligió el armador en algunas ocasiones en presencia de testigos fueron públicos e infames. Sus amistades en el mundo del toreo y la ganadería dieron lugar a rumores infundados que le vinculaban con el posiblemente el director de la Plaza de las Ventas. Un comentario negativo que la protagonista de esta noticia no dudó en rechazar en varias ocasiones.
Siempre hay calma después de la tormenta. Eso sí, Nuria parece no querer tener nada que ver con sus hijos mayores, que siempre permanecen ocultos del público en honor a la figura de su padre. Quizás por eso borran, desmienten o minimizan rumores que podrían difamar a uno de los empresarios más importantes e influyentes de nuestro país.
A todo esto, se le suma la inminente apertura del testamento, sobre este hecho la familia guarda silencio salvo Iria.
Fernández Tapias: la familia en pie de guerra
Iria es la mayor de los nietos de Fefé, tras la muerte de su abuelo ha manifestado la complicada situación que vive la familia. «Ahora toda la verdad saldrá a la luz», dijo en un breve pero sugerente discurso, según el diario El Mundo. La joven de 25 años, que ahora trabaja en el famoso festival de música Starlite, es hija de Fernando Fernández-Tapias y Mercedes Cañizares. Iria lleva el nombre en honor al gran amigo de su abuelo de Camilo José Cela (Marqués de Iria Flavia).
La joven ha sido durante mucho tiempo la mano derecha del empresario, pero acabó por apoyar a su padre en el conflicto familiar.
Ambos, nieta y abuelo, mantenían una relación especial la cual se hizo evidente con el bautizo de un petrolero de la Naviera F. Tapias bajo el nombre ‘Iria Tapias’. Un hecho especial ya que lo hizo anteriormente con los nombres de sus hijos y de su mujer Nuria, pero no con otro nieto. Con el paso del tiempo, la estrecha relación se fue dilatando hasta tal punto de que Iria no veía a su abuelo.
«Llevo cuatro años sin poder verlo. ¡No me dejan! No sabemos nada de su estado de salud. ¡No puede ser! No nos pueden negar ese derecho de poder disfrutar de él. Todos sus nietos lo adoramos. Y él a nosotros. Me genera una tristeza horrible que le pase algo, por ejemplo, que no lo pueda ver nunca más», aseguraba Iria en ‘LOC’.
La sorprendente relación de la nieta de Fernández Tapias y Froilán
Iria saltó a la fama tras ser relacionada con Froilan Marichalar, el hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. La joven parece que ha heredado el gen empresarial de la familia, y no descarta trabajar en la naviera si eso permite seguir con la tradición familiar.
A pesar de los conflictos familiares, la que es nieta de uno de los empresarios más relevantes del país no duda en resaltar y presumir la figura de su abuelo al cual llama cariñosamente ‘alalo’.
«Mi abuelo es mi héroe. Es un modelo a seguir y lo ha conseguido todo siendo humilde. Yo quiero ser como él. Tener mi propia empresa, montar mi imperio y seguir su legado», aseguró durante una conversación con la revista ‘¡Hola!’. «Es muy gracioso y siempre está riendo. Le da igual el dinero, la prensa, no ir a determinados eventos… ¡Él mira por su bien y el de su familia!», añadía, demostrando la admiración que sentía por el empresario.
