Su relación es un ejemplo clásico de amor a primera vista, con la particularidad de que antes de su primer encuentro, ambos se habían fijado ya en el otro, cada uno por su lado. Y en su caso, el flechazo mutuo llegó a cuajar, el público a su vez se enamoró de la pareja que formaban, y tras varias después, el amor de David y Victoria Beckham todavía se mantiene con una fuerza brutal.
Tal vez las Spice Girls no fuesen el grupo de música más famoso del momento, pero síel fenómeno popular más arrasador del mundo. Victoria pasó en pocos meses de desconocida a popularmente mundial en pantallas, revistas… Según David contaría en el documental de Netflix de 2023, la primera vez que la vio, o reparó en ella, fue a través de la televisión de un hotel que emitía el videoclip Wannabe de las Spice Girls. Y afirmó: “Quiero casarme con esa”.
Una spice girl y un futbolista, bomba explosiva de los 90
No tardaron en hacer oficial su relación sentimental. Posh y Becks, la pija y Beckham, cautivaron al mundo no solo por sí mismos, sino por lo que representaban juntos: el pop y el fútbol profesional, pura Inglaterra, puro 90’s (luego 2000’s), puro espectáculo sobre la base de un amor genuino.
Y, mientras se convertían en símbolos andantes, los hitos se sucedieron a un ritmo frenético: en el 98 anunciaron que se casarían al año siguiente. Así fue: pocos meses después, el 4 de julio de 1999, llegó la ansiada boda. Los novios vendieron la exclusiva a Ok Magazine por una nunca confirmada cifra de un millón de libras. La ceremonia fue íntima, a la que solo tuvieron el placer de asistir menos de 30 invitados.
Tras la íntima ceremonia, más de 200 invitados acudieron a la fiesta. Entre ellos estaban el resto de las Spice –menos Geri–, varios compañeros de David en el Manchester, Elton John (que no pudo actuar porque le había dado un infarto poco antes) y George Michael.
Tras una luna de miel de menos de dos semanas en la casa de Andrew Lloyd Weber en Cap Ferrat, los Beckham regresaron a sus ocupaciones, que eran, en esencia, construir un imperio. La “Beckham Brand”. Andrew Morton lo resumía así: “Ellos se casaron por amor y se convirtieron en una marca. Ahora explotan esa marca pero ello no significa que hayan dejado de sentir amor”. También explicaba el por qué del encantamiento colectivo con la pareja: “Lo más fascinante de los Beckham es que han conseguido captar el espíritu de los tiempos, su obsesión por ellos mismos, por el consumismo y cómo han elevado el fútbol a un estatus casi de religión”.
Y entonces llegó el aterrizaje en el Real Madrid. En ese momento, el entonces –y ahora– presidente el Barça, Joan Laporta, anunció su fichaje para estupor del jugador, que aseguraba no saber nada. Así que David habló y dijo que, puesto a tener que dejar su ciudad y su equipo, quería irse al Real Madrid.
El desembarco de los Beckham en Madrid, en 2003, supuso un terremoto mediático que adquirió tintes de fenómeno social. Pero, lo cierto es que su dinámica familiar quedó destruida. David se instaló en el Hotel Santo Mauro de Madrid mientras que Victoria se quedó en Inglaterra con los dos niños, Brooklyn y Romeo, todavía escolarizados allí. La antipatía de los medios y el público fue inmediata, en base al famoso “Madrid huele a ajo” de ella.
“Mientras viví en Madrid, yo era una especie de villana”, recuerda ella en otro momento. “Todo lo que yo supuestamente decía era inventado o sacado de contexto. Pero el problema no era España, es que estábamos viviendo el peor momento de nuestro matrimonio. Parecía que el mundo estaba en nuestra contra, y he aquí la cuestión: estábamos el uno contra el otro, si soy completamente sincera”. En el documental eluden mencionar de forma explícita a qué se debió esa crisis, centrándose en la distancia y la presión mediática, pero la hemeroteca no olvida: el motivo principal fueron los rumores nunca confirmados de que David le había sido infiel a su esposa en repetidas ocasiones.
Y aquí apareció la famosa Rebecca Loos. Ella se encargó de mostrarle “el verdadero Madrid”. Con el tiempo, la relación profesional pasó a flirteo, y supuestamente empezaron a mantener relaciones sexuales a escondidas y a intercambiar mensajes de texto por el móvil de alto contenido sexual, según ella. Rebecca también aseguraba que David había tenido a la vez relaciones adúlteras con otras mujeres.
El escándalo fue mayúsculo, entre otras cosas porque parecía tener visos de realidad. Ella fue capaz de acreditarlo con pruebas publicadas en medios de comunicación. Los Beckham, de viaje en los Alpes, lo negaron todo, pero se puso en marcha un gabinete de crisis que buscaba destruir la imagen de la autodenominada amante.
Tan grande se había vuelto el escándalo que David lanzó un comunicado que rezaba: “Durante los últimos meses me he acostumbrado a leer cada vez más historias ridículas sobre mi vida privada. La simple verdad es que estoy muy felizmente casado. Tengo una esposa maravillosa y dos hijos muy especiales. No hay nada que un tercero pueda hacer para cambiar estos hechos”. Por supuesto, pasado un primer momento de shock, nada de lo contado destruyó su imagen intachable ni sus acuerdos con marcas de lujo peligró.
Pasado el vendaval de esta y otras supuestas infidelidades que salieron a la palestra, en mayo de 2004, Victoria anunció que se mudaba a Madrid con los niños, mostrando un entusiasmo digno de aprecio: “Es una ciudad fantástica que tiene una gente maravillosa”. David dejó el Santo Mauro para instalarse junto a los suyos primero en una casa alquilada a Ana García-Siñeriz y después en un chalet en la Moraleja que reformaron a fondo.
Pero, ¿quién hizo posible que dicho enlace se llevará a cabo años después? El celestino fue Simon Fuller, el manager de las Spice Girls. Les consiguió juntar el 15 de marzo, en Old Trafford, el estadio del Manchester United. Se aproximó a ella, comenzaron a hablar y le pidió su número de teléfono, que ella le brindó con el comentario “más te vale llamarme”.
Años después, Victoria rememoraría aquel encuentro en una carta a su yo adolescente publicada en Vogue: “El amor a primera vista existe. Te sucederá en la sala de jugadores del Manchester United, aunque estarás un poco borracha, por lo que los detalles exactos son confusos. Mientras los otros jugadores de fútbol están en la barra bebiendo con sus compañeros, verás a David parado a un lado con su familia. Y tiene una sonrisa tan mona. Tú también eres muy cercana a tu familia y pensarás en lo mucho que se te parece. Te va a pedir tu número.”
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Los Beckham también hicieron lo que tantas parejas cuando superan una crisis: sellar la reconciliación con un hijo: Cruz Beckham, de ya 18 años. Pero, además, en 2007 Victoria tuvo suerte. Se mudaban a los Ángeles en 2007, por el contrato que allí firmaba el futbolista que le proporcionaba más de 200 millones.
Mientras, la vida ha seguido su curso, y la primera hija de los Beckham, Harper, nació en 2011. Ahora, algo más de diez años después, la pareja está a punto de cumplir su 25 aniversario y a David le ha parecido el momento perfecto para producir un documental sobre todo lo contado. ¿Ya lo has visto?
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