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La receta para hacer una ensaimada mallorquina de matrícula

os que nunca habéis probado la ensaimada de Mallorca no sabéis lo que os estáis perdiendo, por eso si queréis saborear esta deliciosa receta tradicional de la gastronomía balear tan famosa por su sobrasada, os voy a explicar cómo prepararla en casa. Os aseguro que vale la pena invertir el tiempo necesario de levado para poder disfrutar de esta masa enriquecida.

El nombre de ensaimada deriva del término «saïm», que significa manteca, así que ya os podéis hacer una idea de la cantidad tan exagerada que lleva la receta de este ingrediente. Buenísima sin más o con un relleno de cabello de ángel casero. Os aconsejo dejarlas levar toda la noche y hornearlas por la mañana, de este modo disfrutaréis de un delicioso e inolvidable desayuno.

Ingredientes

La receta para hacer una ensaimada mallorquina de matrícula

PARA 6 UNIDADES

Harina de fuerza 400 g

Levadura prensada 15 g

Huevos 

Agua 150 g

Azúcar 120 g

Sal un pellizco

Manteca de cerdo 

Azúcar glas para espolvorear

Preparación de la ensaimada

La receta para hacer una ensaimada mallorquina de matrícula

Empezando calentando ligeramente el agua, la ponemos en un bol y deshacemos en ella la levadura. En un bol grande ponemos la harina y añadimos el agua con la levadura, el huevo batido, el azúcar y la sal. Amasamos quince minutos o hasta que consigamos una masa lisa. 

Hacemos una bola, la ponemos en un bol untado con aceite y dejamos que doble de volumen, como mínimo una hora. La amasamos para sacar el aire y la dividimos en seis partes. Amasar cada una de ellas y estirarlas mucho con ayuda de un rodillo.

Cuando estén bien estiradas, las untamos muy muy generosamente con la manteca de cerdo, debemos ser generosos a la hora de formar esta capa de manteca sobre la masa. Estiramos con las manos para que la masa quede bien fina, puede ser que se rompa pero no pasa nada. Enrollamos formando un rulo con cada porción.

Dejamos reposar los rulos hasta que la masa pierda nervio, lo ideal es una hora. Después estiramos los rulos para que queden lo más finos posibles. Forramos dos bandejas de horno con papel de hornear y realizamos una espiral sobre ella con cada porción. Debemos dejar espacio entre las curvas de la espiral, para que al levar la masa no se monte, debe quedar una ensaimada plana no subida. 

Guardamos las dos bandejas en el horno con una taza de agua y dejamos levar las ensaimadas toda la noche o unas 10 horas. Este paso es muy importante, porque las ensaimadas deben fermentar con lentitud para que queden bien. Pasado este tiempo, calentamos el horno a 200ºC y las cocemos unos 10-12 minutos. Una vez frías se espolvorean con mucho azúcar molido.

Lo cierto es que las ensaimadas mallorquinas están deliciosas por ellas mismas, pero con un vaso de chocolate están insuperables. Podéis rellenarlas de cabello de ángel antes de enrollar las porciones de masa, seguro que así también os gustan muchísimo.

Origen de las ensaimadas

ensaimada

La ensaimada es un dulce típico balear muy apreciado tanto por los turistas como por los locales. Aunque sus orígenes son algo inciertos, sabemos que su nombre viene del mallorquín saim, que significa manteca de cerdo. Respecto a cómo fue creada, es imposible rastrear sus orígenes y, aunque aparece documentada por primera vez en el siglo XVII como un dulce típico para ocasiones especiales, sabemos que su origen es anterior y está estrechamente ligado a la historia de la isla.

Para conocer la historia de la ensaimada debemos prestar atención a sus orígenes. Uno de los que se le atribuye es el árabe. Presentes en la isla desde 1909, los árabes elaboraban un dulce con forma de caracol llamado bulemacon unos ingredientes iguales a la ensaimada a excepción de la manteca de cerdo. Otras de las razones menos ortodoxas por las que se le atribuye el origen árabe son la forma enroscada a modo de turbante o el origen árabe de la palabra saim. Si nos detenemos a analizar los posibles motivos, estos dos parecen menos verosímiles, especialmente por la prohibición del Corán de tomar cerdo.

El otro posible origen de este dulce es el judío. Dice una leyenda que en 1229 un pastelero judío le dio a probar una ensaimada a Jaume I durante la reconquista de Mallorca. No se puede verificar si la leyenda es cierta o no, pero sí que hay algunas tradiciones hebreas que nos hacen pensar que la cultura sefardí podría haber tenido influencia sobre la creación de este dulce.

Al igual que ocurre con los árabes, los judíos elaboran un pan llamado bulema para el Sabbath. La versión hebrea se elaboraba en forma de espiral trenzada y estaba llena de simbolismo. Por un lado, los alimentos redondeados simbolizan los votos para una larga vida y por el otro los trenzados, representan la unión de lo divino y lo humano, por lo que tiene mucho sentido que las ensaimadas guardasen este valor simbólico y se utilizasen para celebrar en ocasiones especiales.

La convivencia de ambas culturas podría haber dado fruto al nacimiento de este dulce balear, pero no deja de sorprender que uno de sus ingredientes principales sea la grasa de cerdo, un alimento prohibido en ambas religiones. Según los expertos, eso se debe a que, tras la reconquista, una de las formas que tenían los árabes y judíos que se quedaron en las islas de demostrar su conversión era a través de ingerir alimentos prohibidos como, en este caso, la manteca de cerdo.