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Los trucos para hacer unas alitas de pollo rebozadas de escándalo

Lo mejor de las alitas de pollo es que son piezas pequeñas, con poca carne, pero al mismo tiempo jugosas, tiernas y sabrosas. Por ese motivo lo mismo se pueden tomar como aperitivo que como entrante o acompañante. Al igual que el pollo, las alitas son muy versátiles en la cocina, ya que se pueden preparar de mil formas. Se pueden freír, empanar, rebozar o, para que sean más saludables, se pueden cocinar al horno. Esta es la manera en la que vamos a hacer las nuestras, ya que así tendrán menos aceite y serán menos calóricas, sin contar que de esta manera estarán aún más deliciosas.

Cómo cortar las alitas de pollo

alitas de pollo
Lo primero es cortar las alitas de pollo

Las alitas de pollo se pueden comprar ya cortadas o cortar en casa por sus articulaciones. Si optar por esto último, en realidad es una tarea muy sencilla, lo único que se necesita es un buen cuchillo y un poco de paciencia. Lo primero es revisar todas las alitas y comprobar que no se ha quedado ninguna pluma. Si hubiese alguna, se elimina con ayuda de unas pinzas. Es fundamental que queden lo más limpias posible. Después se debe separar el muslo de la parte del ala y a esta última parte hay que quitar la punta. Si uno se fija verá que tanto entre la parte del muslo y del ala como entre la punta y el ala hay cartílagos, es decir, son dos partes móviles. Es por ahí por donde se deben realizar las incisiones. Hay que hacer este proceso cuidadosamente, cortando los tendones y separando cada una de las piezas, poco a poco y evitando cortar el hueso, para que no se astille.