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La obsesión de Letizia Ortiz para que no le vean comer llega a límites insospechados

La incongruencia de los Reyes -o más bien de la Reina- empieza a ser preocupante. Hace apenas un par de semanas, un compañero gráfico fue duramente amonestado por inmortalizarles cenando tras la entrega de los Premios Planeta en Barcelona. Al parecer se le instó a retirar la imagen de las redes sociales y, más tarde, a borrarla del archivo de la cámara con la excusa de que, por protocolo, no se debe ver a los Reyes llevarse bocado a la boca.

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Sin embargo, los protagonistas de tan disparatada norma han hecho un requiebro a sus principios. Fue durante el pasado fin de semana mientras recorrían los municipios de la comarca de los Oscos (San Martín, Villanueva y Santa Eulalia), galardonados este año con el tradicional Premio al pueblo ejemplar que otorga la Fundación Princesa de Asturias. El menú que se les sirvió fue de lo más apetitoso: crema de verduras ecológicas, tosta de pitu de caleya con compota de manzana, bollinos preñaos de chorizo y manteca, brocheta de pulpo con patata confitada y, así, hasta diez platos con sabor asturiano.

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Visiblemente emocionada porque la sangre le bulle en bable, Doña Letizia parecía en éxtasis cuando la banda de gaiteros, Mariano Tapiega, interpretó el himno de Asturias. Eso sí, no comió en exceso, aunque el Rey sí degustó cada uno de las delicias que se le presentaron. Y lo hizo frente a la prensa e invitados. Sin miedos. Sin dudas. Sin excusas. Lleno de cámaras. ¿Acaso fue la Reina Letizia la que ordenó que no se le grabara?