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Antonio Canales resucita su carrera profesional gracias a Telecinco

Ha resurgido como el ave Fénix. Tras su participación en Supervivientes, Antonio Canales está viviendo todo un auténtico plan renove de su vida, lleno de reconocimientos y experiencias nuevas. Sin ir más lejos el pasado sábado. El bailarín recogió muy emocionado el premio Verde que te quiero verde, un reconocimiento a su trayectoria artística que le fue entregado en la localidad sevillana de Arahal.

El discurso del artista

Canales premio

> Sin casi poder reprimir las lágrimas de emoción, Antonio Canales subió al escenario y, con el galardón en sus manos, aseguró sentirse muy satisfecho con este reconocimiento tras un año pandémico: «Gracias al alcalde, al pueblo del Arahal a todos los que han hecho posible que hoy esté recogiendo uno de los galardones más prestigioso que tenemos los flamencos. Gracias a los arahalenses por tener tanto arte», empieza diciendo.

«El Gurugú te corona de alguna forma, pesa y es una obra de arte. Ahora que he visto el Arahal tan limpio, tan precioso, después de un año pandémico que me entregue el Ministro de Cultura la medalla de oro al mérito de bellas de artes y que se me entregue el premio más prestigioso que hay en el flamenco ya no puedo estar más feliz», concluye.

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«Tantas guerras he pasado»

antonio canales hablando para la prensa

> Tras la cartarsis personal que ha supuesto para él participar en un reality de televisión, Antonio es un hombre nuevo y reconoce «Ahora soy un poquito más león del que tenéis en vuestro escudo y la guerra fue absorbida por la victoria. Y es bonito que tantas guerras que he pasado yo las haya absorbido con la victoria del esfuerzo».

En su discurso de agradecimiento no faltaron referencias al bonito recuerdo que guarda de la localidad sevillana y al costumbrismo que vivió en ella junto a su padre, «Llevo viniendo desde muy pequeño con mi padre a la feria y me traía a coger caracoles, y me decía por aquí por el campo del Arahal es donde mejor están los caracoles. Los caracoles no los hay en Suiza, porque hace mucho frío y se esconden». Reconoció haber vivido una noche inolvidable, haber pecado comiéndose una tostada con manteca colorá y aceitunas prieta y marcharse de Arahal «lleno de emoción. No con una magdalena en el estómago, sino siempre llevaré una magdalena en el corazón».