Con contundencia, así ha actuado Kiko Rivera ante una de las últimas decisiones tomadas por su madre, Isabel Pantoja, para ponerle a prueba. La finca Cantora ha amanecido el fin de semana en que el dj debía viajar hasta Bilbao para celebrar la comunión de su hijo mayor, Fran, con un cartel que no le ha hecho ninguna gracia. En él podía leerse «se alquila» y esta ha sido su reacción.
Aún no se ha vendido, pero ya hay un comprador interesado
> Hace apenas un mes, la revista Diez Minutos publicó en portada y en exclusiva que Kiko ya tendría un comprador y que habría negociado la venta de su parte de Cantora, así como el acuerdo de comprarle a Isabel su parte además de la deuda que lleva consigo. Allí podrían realizarse además de grandes eventos un museo homenaje al torero Paquirri.
Fue Irene Rosales quien desmentiría semanas después la supuesta venta que aún no se haría patente. «Kiko no ha vendido nada, quiero desmentir a la revista. De una reunión en un restaurante no se puede sacar una venta», señaló. Además, el cantante se mostró muy molesto con la empresa de compra de herencias pues se sacó una foto con el coche oficial en medio de la puerta de la finca.
Siguiente: Kiko Rivera reacciona ante la puesta a prueba de su madre
