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Alcohol, fiestas y vicios: Rafa Nadal no es tan perfecto

Todo lo que rodea a la figura de Rafa Nadal llama la atención, desde sus impresionantes logros deportivos, recordemos que ya tiene su victoria número 100 en Roland Garros, 20 Grand Slams y 13 Roland Garros, a su vida privada. El tenista ha querido mantener esta parte personal en la más estricta intimidad, y muy poco se conoce de ella, aunque durante su última intervención en El Hormiguero, hemos podido descubrir un poco más sobre sus pecados más ocultos.

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Ajeno a los rumores

> Rafa Nadal ha querido también dejar claro que evita leer noticias relacionadas con él en la prensa, sea para bien o para mal. Una forma de protegerse de las polémicas y de la mala sangre, con lo que tan solo echa un vistazo a los titulares que le nombran. “Como estamos fuera de casa casi siempre intento conectarme a las páginas web de la mayoría de los periódicos españoles para estar informado. Cuando aparezco yo, leo el titular y no la abro casi nunca, especialmente antes de partidos”, afirmaba. Aunque también ha reconocido tener un fallo muy grande, y es el de la impuntualidad. “La puntualidad no es mi gran virtud. Es un vicio, estoy en el sofá y pienso que voy sobrado de tiempo, en el último momento siempre surge algo, esos cinco minutos tarde nunca me los quito, no es un drama. Cuando quedaba con mis amigos de jóvenes, llegaba tarde porque en Palma la fiesta empieza tarde y además muchas noches había fútbol”.

Sin embargo, a pesar de que Nadal se ha abierto sobre muchos temas, ha evitado pronunciarse sobre uno en concreto: la gestión por parte del Gobierno de la crisis del coronavirus. El tenista a preferido sonreír y dejar a libre interpretación su reacción: “Yo lo que quiero es que los que estén gobernando lo hagan de la mejor manera posible para todos. Si me preguntas cómo se ha gestionado, prefiero guardarme mi opinión y la tengo muy clara. Ha habido equivocaciones y es humano reconocer los errores… Todo el mundo entiende que los políticos se equivoquen, es humano, yo me equivoco a diario. Cuando hay tantos sanitarios contagiados, es evidente que ha habido equivocaciones ahí. Lo que me gusta menos es cuando no se reconocen los errores, porque se deja de tener credibilidad”.

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