El permiso penitenciario que se ha concedido a Iñaki Urdangarín ha supuesto el surgimiento de dos bandos bien diferenciados dentro de la familia del rey. Mientras que doña Sofía y doña Cristina de Borbón han colaborado a la hora de que esta concesión se haga realidad, doña Letizia ha puesto todo de su parte para evitar que su cuñado abandone la Prisión de Brieva. Ya con un pie en la calle, el empresario se ha aliado con su suegra para asestar el golpe definitivo a la consorte, en venganza por oponerse a su libertad. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
Un elemento altamente tóxico
> El ex jugador de balonmano nunca fue del agrado de doña Letizia. Su intuición periodística le decía que Urdangarín acabaría trayendo problemas a la Corona. No se equivocó. Cuando explotó la polémica del Caso Nóos, Ortiz no pudo evitar esbozar una sonrisa de oreja a oreja a la par que pronunciaba aquella frase que a todos, alguna vez en la vida, nos ha llenado de orgullo y satisfacción: “lo sabía”. Desde entonces, el rey Felipe VI, seguramente a petición de la consorte, cortó por lo sanó y cesó de raíz toda relación con su cuñado y su hermana, doña Cristina de Borbón. Al menos, de puertas de Zarzuela para afuera.
Ya lo anunció Pilar Eyre en su columna de Lecturas: Urdangarín se convirtió en “un elemento altamente tóxico” que Casa Real quería mantener lo más alejado posible. Su entrada en prisión fue un respiro para doña Letizia y don Felipe, que se quitaron de encima una preocupación. Sin embargo, doña Cristina de Borbón se convirtió en un alma en pena y muy poco tardó en llorarle a mamaíta para que la ayudara a liberar a su marido de las garras de la justicia. Con la concesión del permiso penitenciario del empresario, se ha descubierto que la emérita tuvo mucho que ver a la hora de tomar esta decisión. Letizia está que trina, y no es para menos, teniendo en cuenta todo lo que pasó.
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