La tranquilidad y la estabilidad se ha convertido en una asignatura pendiente este año para la familia Campos. Sus populares miembros no dejan de acumular disgustos tanto en lo personal como en lo profesional. Además, en medio de esta racha de mala suerte han recibido un inesperado golpe de Bigote Arrocet, algo que complica aún más la situación.
Los momentos en los que se ha tensado la cuerda
> Terelu y Carmen nunca vieron con buenos ojos este romance con el que su madre vivía una segunda juventud. No se fiaban de las intenciones reales de Edmundo Arrocet. De hecho, aunque le dieron un voto de confianza, pronto las cosas saltaron por los aires. Unas fotos del humorista entrando y saliendo de su piso de soltero con otras mujeres encendieron la mecha. «Provoca el sufrimiento de mi madre y en el momento que provoca el sufrimiento de mi madre provoca el mío. Edmundo no es ningún santo», aseguraba la hija mayor de María Teresa.
Posteriormente las aguas se calmaban por el ictus de la andaluza, en el que Edmundo estuvo a su lado de manera incondicional. Pero una vez que el susto acabó, todo volvió a ser como al principio. De hecho, cuando él presentaba este invierno su primera colección de moda, ninguna de las Campos iba a apoyarle. «Llegué tarde a casa por la tarde y estaba lloviendo. Edmundo me dijo que no fuera, que hacía frío», decía la matriarca del clan. Pero sus hijas no solo no excusaban su ausencia sino que aseguraban que se debía a que no estaban invitadas al desfile, del que no tenían constancia alguna. Por si esto fuese poco, en la revista Corazón entrevistaban a Bigote recientemente y le preguntaban cómo invierte el tiempo que pasa con las Campos. «Yo me borro porque me encanta que hablen entre ellas», explicaba. Algo que deja patente que su relación se limita a lo estrictamente necesario
