La relación de Jaime Peñafiel y Casa Real no atraviesa por su mejor momento. Está claro que las últimas declaraciones que el periodista ha realizado sobre doña Sofía y el resto de miembros de la monarquía española le han pasado factura. Sin embargo, nadie esperaba que tuviera lugar un hecho que ha supuesto una auténtica humillación para el cronista real.
Suegra y nuera, a tortas
> A estas alturas ya nadie niega que el entendimiento entre la reina Letizia y doña Sofía es nulo. No se soportan. Nada queda aquella simpatía que la segunda sentía por la primera cuando, a través del televisor, empezó a ver que su hijo sentía un amor platónico. También parecen olvidadas las palabras que Letizia pronunció durante el acto en el que se anunció su compromiso con Felipe con las que pretendía ensalzar el «ejemplo impagable de la Reina». Los hechos han evidenciado que las relaciones se rompieron. No solo porque Letizia quiso imponer una nueva forma de entender la monarquía, tal vez más moderna, sino porque impidió que, al parecer, doña Sofía pudiera tener relación de abuela con sus hijas, Leonor y Sofía.
Los problemas entre las dos reinas se evidenciaron justo hace un año con una escena de lo más bizarra que protagonizaron en Mallorca. Desde entonces, todos los esfuerzos han sido para demostrar que Casa Real quiere que doña Sofía siga teniendo su sitio. Pero no fue hasta la celebración de un hecho cuando no se ha evidenciado.
