A lo largo de su dilatada carrera, María Teresa Campos ha tenido la suerte de amasar una enorme fortuna. Durante décadas ha sido uno de los buques insignia del periodismo de entretenimiento; todas las cadenas querían contar con ella para sus espacios. Sin embargo, su poder adquisitivo en los últimos años se ha visto notablemente reducido, al igual que sus ingresos. En medio de esta complicada situación, la periodista ha encontrado una curiosa manera de salvarse de la ruina.
El sueño que acaba convertido en pesadilla
> A pesar de que su carrera laboral comenzó en la radio, fue su salto a la televisión lo que ha llevado a María Teresa Campos a tocar la gloria. Esta malagueña de adopción ha ido enlazando trabajos. Así, ha trabajado en prácticamente todas las cadenas de nuestro país, gozando de un enorme reconocimiento por parte de crítica público. Su nombre era antes sinónimo de éxito, un valor seguro para los directivos, que pujaban alto por tenerla entre sus filas.
Esto le ha permitido a María Teresa llevar una vida acomodada en la que no han faltado lujos. De hecho, se instaló en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid: Molino de la Hoz. Allí posee una espectacular mansión que cuenta con 2.000 metros cuadrados y 6.000 de jardín. En su interior no falta ningún detalle: doce habitaciones, quince cuartos de baño, ocho plazas de garaje, sala de cine, biblioteca, piscina spa, gimnasio… Pero este hogar ha pasado de ser un sueño cumplido a una auténtica pesadilla. Sigue leyendo y descubre los verdaderos motivos de su venta.
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Las verdaderas trabas de su mudanza
> La madre de Terelu y Carmen Borrego insiste en que quiere deshacerse de ella porque le sobra mucho espacio. También porque desea estar más cerca de sus hijas para poder hacer más cosas juntas. Así, ponía esta mansión a la venta y comenzaba a buscar una vivienda unifamiliar más modesta en Aravaca, donde también se mudo su primogénita hace no mucho tiempo. Pero ese cambio de vida está ahora mismo congelado. «Me mudaré, pero ahora no», aseguraba en su última aparición. ¿El motivo? Las cuentas no salen.
Todo apunta a que María Teresa no podría permitirse alquilar una nueva vivienda sin antes vender esta. Es imposible en estos momentos tener las dos propiedades. Los gastos de mantenimiento que conlleva una edificación como la de Molino de la Hoz son muy elevados. Una casa de tales dimensiones exige tener contratadas a varias personas del hogar además de pagar elevadas facturas de agua, luz, calefacción… Un alto desembolso mensual que no se ve respaldado por los altos ingresos de los que gozaba antes. María Teresa ya no trabaja.
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La curiosa manera de reflotar sus pérdidas
> La matriarca de las Campos lleva dos años intentando deshacerse de esta casa, por la que pide 4.3 millones de euros. Una cifra nada desdeñable que le reportaría una importante inyección de liquidez. Algo más que positivo si tenemos en cuenta que sus dos últimas andanzas empresariales han ido a la quiebra. Ni su negocio de zapatos ha sido rentable ni su disco con Edmundo Arrocet, Una bella historia, ha obtenido beneficio alguno.
Su intención es asegurarse un buen colchón que le permita vivir a todo trapo su jubilación. Así, mientras encuentra un comprador que esté dispuesto a dar lo que pide, ha agudizado el ingenio para sacar rentabilidad a lo que tiene en el interior. María Teresa posee una gran colección de antigüedades que ha puesto en venta. Objetos de incalculable labor procedentes de Londres, París, Roma… Y es que la Campos ha invertido todo lo ganado en su hogar. Sigue leyendo y conoce todo acerca de las piezas que pueden devolver a la Campos a su etapa más gloriosa (económicamente hablando).
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Dos auténticos tesoros, sus grandes aliados
> Jaime Fierro, uno de los interioristas más afamados del panorama patrio, fue la persona que asesoró a María Teresa Campos en sus compras de antigüedades. También Ignacio García de Vinuesa aportó sus ideas. Ambos, tras visitas las subastas más selectivas de toda Europa, consiguieron para ella dos cosas muy significativas y especiales: un clavicordio y dos jarrones tibor de la Compañía de las Indias con base de bronce, pintados a mano y firmados. Ambas piezas son muy buscadas entre los coleccionistas. Son cosas que en las pujas son adquiridas enseguida por los asistentes.
Además, aunque el resto de cosas de las que va a deshacerse son de menor valor, todo suma. En Abalarte, una casa de subastas internacionales ubicada en pleno barrio de Salamanca, ha entregado las cosas de las que quiere deshacerse: una mesita de recibidor, butacas, escritorios… Una vez que se hayan adquirido estas piezas, la empresa se quedarán con un porcentaje de lo vendido y el resto se lo darán a María Teresa. Sea cual sea la cantidad, le viene muy bien, especialmente si pensamos en lo que está a punto de pasar.
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Un desesperado intento por seguir al pie del cañón
> La cuenta atrás ha comenzado. María Teresa Campos ve cómo su carrera llega al fin de una manera que jamás hubiera imaginado. En marzo se acaba su contrato con Mediaset y no hay ningún atisbo de renovación. La cadena de Vasile ya no la quiere en sus filas. De hecho, en estos dos años que han pasado desde que quitasen Qué tiempo tan feliz, no le han dado ningún otro espacio. Le prometieron un programa, pero aquello ha caído en saco roto.
Fiel a su fuerte carácter y su arrolladora personalidad, la Campos no está dispuesta a poner punto y final a su carrera cuando se lo digan. Ella quiere una despedida por todo lo alto. Así, todo apunta a que ahora llamará a la puerta de otras cadenas que puedan ofrecerle un producto a su medida. De momento, no tira del todo la toalla e intenta llamar la atención desde el reality que su nieta, Alejandra Rubio, acaba de estrenar en Mtmad.
