Parece mentira, pero este 7 de febrero se cumplían ya 12 años de la prematura muerte de Érika Ortiz. La hermana pequeña de la reina Letizia decía adiós para siempre dejando un enorme vacío entre todos los que la querían, especialmente en su hija, Carla. La esposa de Felipe VI se prometió velar siempre por la felicidad de su sobrina, quien ahora se venga de la monarca de la manera más cruel y despiadada posible.
El momento en el que nada volvió a ser igual
> Estas duras palabras calarán, a buen seguro, muy hondo en Letizia, que de alguna manera se siente culpable. Ella lleva ya muchos años conviviendo con la enorme impotencia que le produjo no poder ni saber ayudar a su hermana pequeña. Sobre todo al conocer las razones de este fatal desenlace. Cabe recordar que Érika dejó cinco cartas explicando los motivos que le llevaban a tomar esta decisión tan radical. Con 31 años atravesaba una depresión que se agravó con la llegada de Letizia a la familia Borbón.
Este complicadísimo trance, en el que Letizia estuvo arropada por su familia política al completo, sin excepción, ha hecho que su carácter cambie mucho. Se ha vuelto mucho más maniática en temas de privacidad y hace lo imposible para que no se publiquen fotos ni datos de sus padres, su hermana Telma… Es más, saca de su vida de manera fulminante a todos aquellos que pueden aportar información alguna a los medios.
