Carlos de Inglaterra ha cumplido setenta años y la familia real lo ha celebrado como corresponde. Algo está cambiando en el clan de los Windsor porque la reina Isabel II ha tenido unas bonitas palabras para su hijo. Ha destacado su lado sensible al decantarse por proyectos solidarios en pro de los que sufren. Sin embargo, la soberana no se ha expresado sobre la gran pregunta que corre de boca en boca en Inglaterra desde hace años: ¿Llegará a reinar el príncipe Carlos?”. Desgranamos una historia que se ha convertido en un problema de Estado.
Un príncipe presionado desde la infancia
Tanto la reina Isabel como su marido tienen un carácter fuerte. Son pragmáticos y nada dados a las demostraciones de afecto. Fueron criados a la antigua usanza. El mismo rasero siguieron con Carlos. Sin embargo, tanta dureza hizo que la reina madre llamara la atención a su hija y a su yerno. Ambos intentaban que el príncipe aplacara su querencia por el arte y la naturaleza. En una palabra, que se mostrara más rígido y menos sensible. Esto levantó un muro de incomprensión entre el príncipe y sus padres.
La presión ha sido una constante en la vida del príncipe. Aunque se le conocían amigas especiales, Carlos no tenía interés por el matrimonio. Y así llegó hasta los 32 años, cuando ya la reina y el duque de Edimburgo le dieron un ultimátum. Fue a la reina madre a quien se le ocurrió que Diana Spencer era una buena candidata. Joven, guapa y sin pasado. Además, los Windsor conocían bien a los Spencer. De hecho, la reina madre tenía una buena amistad con la abuelastra de la joven, Bárbara Cartland.
