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Los audios de Ángel Garó despreciando a la madre de su ex, Darío, revolucionarán ‘Sábado Deluxe’

El culebrón de la semana, cuyo protagonista es Ángel Garó, tendrá como colofón una doble entrevista en ‘Sábado Deluxe’ a Alexis y Darío, últimas parejas del cómico más controvertido del panorama nacional. Recuerden que al ex del ‘Un, dos, tres’ le acusaron de agresión a su último novio, situación que se empeoró para él cuando ‘Sálvame Naranja’ emitió un vídeo desnudo de Garó en su balcón, gritando sin cortarse improperios a varios agentes de la policía.

Estas imágenes unidas a los testimonios recogidos por el mismo programa, y sumados a las incoherentes y torpes explicaciones del protagonista semanal de la prensa rosa, colocan al humorista en el ojo del huracán. Será la primera vez que Darío pisa un plató, en el que se escucharan unos mensajes de audio del humorista en el que le restriega su fama, le insulta con un tufo homófobo e incluso le dice que su madre es más guapa que la suya, que tiene «ojos de besugo». El propio Darío, que admite estar diagnosticado de «hiperactividad», circunstancia que nada tiene que ver con la patología psicológica que insinuó su ex novio, admitió haberse orinado encima por miedo a la que hasta hace unos días ha sido su novio.

 

Los audios de Ángel Garó despreciando a la madre de su ex, Darío, revolucionarán 'Sábado Deluxe'

 

Alexis ya ha dado muestras de su visión sobre el humorista. Esta misma semana lo hizo en ‘Sálvame Naranja’, donde tuvo cierta conmiseración con el que fue su mitad durante más de siete años. El cocinero ya había desvelado días atrás el infierno que sufrió: «Nos fuimos a vivir juntos a la casa que él tenía en Las Lomas. Como Ángel había acabado la relación profesional con su manager, me pidió que me encargara de ese tema. Ángel compró un edificio y la planta baja la dedicamos al restaurante. Constituimos una sociedad en la que él tenía un porcentaje del setenta y yo el treinta restante (…) Vivir con él era un estrés continuo porque es muy exigente consigo mismo y con los demás. Quiere controlarlo todo y no tiene paz. Y, claro, yo no he nacido para sufrir ni para ser un mártir. Me centré en el trabajo y quise creerme lo que su familia me explicaba. Ellos me decían que Ángel era muy normal y que estaba viendo fantasmas donde no existían. Pero no era así. Es una persona muy especial. A veces le sugería que viajáramos a Nueva York para ver los espectáculos que se hacían allí y así poder tomar ideas, pero siempre se negó porque a él nadie le aporta nada. Vive dentro de una burbuja».

Y añadió que los problemas de Garó le complicaron la vida: «Por nada Ángel armaba un escándalo. Chillaba y no se controlaba. Era yo quien tenía que recordarle que era una persona famosa y que ese tipo de comportamiento podía perjudicarle. La situación era muy violenta para mí. Sobre todo, cuando teníamos el restaurante lleno y se presentaba para perseguirme por todo el local con el único fin de armar bronca. Yo optaba por marcharme corriendo de allí para que los clientes no presenciaran semejante espectáculo».