El mes pasado no se hablaba de otra cosa en el mundo teatral madrileño. Rosa Valenty y Rafael Amargo resucitaban la revista. La actriz contaba el retorno de este género en una peña periodística: «Me llamó el productor hace ahora un año y medio, y me contó que estaba haciendo una tesis sobre sobre la Revista, y que le gustaría contar conmigo. No le di mucha importancia, pero cuando me llamó por segunda vez, me envió el libro, me gustó mucho el personaje y accedí. Se trata de una vedette de 60 años. Tengo que reconocer que después de años apartada estaba como muy dormida, lo último que hice fue la obra de Ojos de mujer fatal. Regresar a ese teatro me trae muy buenos recuerdos y es como volver a empezar».
Antes de estrenarse la obra, la rumorología se disparaba por los celos surgidos entre la pareja protagonista. Pero Amargo parecía ir a su ritmo, proclamando en El País bisexualidad: «Sí, soy bisexual y fui a un colegio del Opus. Pero me llevaron a ese colegio porque era el mejor de Granada. No me llevaron porque estuvieran de acuerdo ideológicamente con el Opus. Son colegios muy buenos y estrictos. Pero eso sí, a las 12 de la mañana hay que rezar el Ángelus, tienes que bendecir la mesa (…) No me he casado con un hombre porque no lo he encontrado. No lo descarto. Pero es muy difícil. Es más fácil armar una familia con una mujer que con un hombre. Con un hombre es complicado. Existe mucha promiscuidad. Tendría que encontrar un tipo como yo. Igual con alguien que también tenga hijos. Tengo que buscar otro formato, inventarme otro tipo de pareja. Están los heterosexuales, los homosexuales… Y luego yo: hombre que ha tenido mujer e hijos y que a la hora de la verdad vive mejor con hombres. Pero ahora estoy soltero y en la gloria».