Si ser princesa no era fácil para Letizia Ortiz, lo de ser reina le conlleva mucha más presión. Ha sido y es la reina más atípica y libre que hemos podido ver, jamás ha querido renunciar a su vida privada y personal con sus habituales escapadas y vacaciones. Ha salido con el rey Felipe en muchas ocasiones como una pareja más y otras veces ha decidido irse a algún restaurante con sus amigas de profesión y hasta ha hecho algunas reuniones con amigas de la infancia. Hoy os desvelamos cuáles son los lugares favoritos de la reina para huir de Zarzuela y en qué lugares cualquier persona de a pie puede encontrársela disfrutando de una comida, una cena o de un espectáculo.
Es más, una de sus últimas escapadas junto a su marido el rey Felipe fue a ver el monólogo del conocido humorista Goyo Jiménez. Ha sido este mismo mes cuando nuestros reyes decidieron pasar un sábado de lo más normal por Madrid: pasearon por Malasaña, el barrio que tanto le gusta a nuestra reina, se dejaron ver por lugares muy cercanos a la transitada Gran Vía, luego fueron a uno de los cines de Callao para disfrutar de ‘Bytheway’, el nuevo espectáculo de Goyo Jiménez, y acabaron la noche en un restaurante ecológico a los que frecuentemente visita Letizia.
En otras muchas ocasiones los reyes han disfrutado de diversas obras de teatro en la capital y es muy común poder verles en la cola de los cines para comprarse palomitas. Después de saber que también son fans de los monólogos, nos imaginamos a la pareja en el salón real viendo ‘El club de la comedia’ y comentando si son más de Eva Hache o de Ana Morgade.
Pasión por la música indie
Ser reina de España no significa que sus gustos musicales se basen en ir a la ópera vestida de gala. Letizia ha mostrado en varias ocasiones su pasión por la música indie acudiendo a diferentes conciertos como una más juntos a sus amigos.
Nuestra representante real llegó a desplazarse y acudir al festival FIB donde se concentraban hasta 60.000 personas de público para poder ver a The Killers. La reina acudía a la zona VIP del festival, un acceso al que podía tener acceso cualquiera que pagara el precio de ese tipo de entrada. Obviamente no fue de las que acampó en medio del festival con la tienda de campaña, pero sí que pagó religiosamente su entrada sin ningún tipo de regalo y allí disfrutó
de la música que más le gusta acompañada de un buen grupo de amigos y siempre con el outfit adecuado para estas ocasiones con sus chupas de cuero.
