No es casualidad que futbolistas y pretendientas acaban junto y revueltos. Estos son tan solo algunos de los ejemplos (y los que no habremos perdido) en los que chicas guapísimas y chicos no tan guapos pero sí muy ricos, acaban juntos, enamorados y formando una preciosa familia.
María Hernández es una de las tronistas que a día de hoy con más cariño se recuerda. Una chica guapísima y con los brazos tatuados dejaba a todos sus pretendientes colgados por irse con el bello canario Noel Bayarri tras seis meses de trono y conquista. Aquello duró poco aunque tuvieron sus idas y venidas, expuestas, por supuesto, de plató en plató.
Pero finalmente María tenía puesto el ojo en otro canario completamente diferente al Superviviente más debilucho de la historia del reality. Él era Rubén Castro, pichichi del Real Betis Balompié con el que no dudó en formar una familia de una forma inesperada y podemos decir que fugaz. Cuando se estaba recuperando de tener su primer hijo con Castro, se quedó embarazada del segundo. Ambos viven en Sevilla, en la exclusiva urbanización de Condequinto junto a sus dos hijos: Rubén Junior y Kilian.
