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La dolce vita de Lydia Lozano: su marido ejerce de manitas y amo de casa

¿Quién le iba a decir a Lydia Lozano que pasaría de estar detrás de una réflex a ser objeto de ella? La periodista tiene a sus espaldas horas y horas de guardia ante las puertas del famoso de turno para conseguir la fotografía esperada. De un tiempo a esta parte, tanto ella como su marido Charly, son deseo y meta de los paparazzi.

El formato Sálvame ha roto todos los esquemas, un reality show propio vivido en las carnes de quienes allí cohabitan. Sus vidas están expuestas y algunos de sus compañeros afirman que Lydia ya es personaje y que desde que abriese su corazón en La Caja Deluxe, ha pasado de dar información -cosa que sigue haciendo- a ser punto de interés.








Charly, el amor de su vida

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«Charly es todo, con él me ha tocado la lotería», ha llegado a afirmar Lydia. El matrimonio es una pareja feliz y nos consta que se quieren con locura. Mientras Lydia se deja la piel y la voz -recordemos que ahora también canta- en los platós de televisión, Charly vigila al detalle que a su esposa no le falte ni gloria: la lleva en volandas y la trata como a una reina. Lydia y Charly salen, entran, cenan, viajan y conservan amigos de toda la vida a los que invitan con frecuencia a casa.

Una casa que posee un orden de tareas muy bien equilibrado. Como podemos observar en las imágenes, correa de chorizos en mano, Charly es quien se ocupa de pasear al perro, un precioso cachorro que aporta una alegría inmesa al hogar familiar. Además, el marido de Lydia es el encargado de arreglar esas pequeñas cositas de la casa que, como el gran arquitecto que es, controla a la perfección.