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El ocaso de una diva: ¿Qué pasó con María Jiménez para que luzca tan desmejorada?

Hace años que María Jiménez se retiró de la vida pública. Desde entonces han sido muy pocas las ocasiones en que ha podido ser captada. Este fin de semana, la artista reapareció en un evento con una imagen bastante deteriorada que ha levantado muchos comentarios. De hecho, algunos ni la reconocieron. Está claro que la vida le ha pasado factura a esta mujer que derrochaba sensualidad y sexualidad sobre el escenario.

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En la vida de María existe un antes y un después, la muerte de su hija. Rocío falleció en un accidente automovilístico. Cuando la artista recibió la noticia, creyó que era una broma, pues su niña le había dicho que se iba en tren. La desgracia le pilló separada de Pepe Sancho, que volvió con ella al ver que se desangraba emocionalmente y que iba en una cuesta abajo imparable.

La reconciliación con el actor no salió bien y ambos acabaron completamente embarrados por acusaciones de malos tratos, infidelidades, denuncias… Ruido, mucho ruido… Entre ellos se alzó un muro de silencio y no volvieron a cruzar palabra. Lejos de reinventarse, María se sumergió en su mundo andaluz de fiesta y rebujitos. Cantar ya no le interesaba y probó como presentadora. No le fue mal pero no repitió. Y desapareció.

La guerra entre Jiménez y Sancho tuvo un damnificado, el hijo que tenían en común, Alejandro. Lo que provocó que el chico se distanciara de ambos cansado de que le acusaran de que tomaba partido por uno u otro bando. Fue entonces cuando María se sintió muy sola. De su familia solo podía contar con su hermana, muy discreta y protectora. Es cierto que tiene amigos pero un buen número de ellos son más de la fiesta que de confidencias.

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Un capítulo aparte merece lo que sintió María al conocer la muerte de Pepe Sancho, el hombre que más amó. Aunque no tenían contacto, lloró, lloró mucho. Ni idea tenía de que estaba gravemente enfermo. Aquello supuso un varapalo muy fuerte. La dejó muy tocada. Una parte muy importante de su vida se iba con él.

Y ya apartada de la vida pública y de su profesión, María pasó un cáncer de mama. Eso fue la puntilla. Cuando se recuperó, ya no tenía fuerzas ni ganas de cuidarse. Olvidó su coquetería y observó un severo aumento de peso. Su existencia, cargada de subidas y bajadas de las nubes, ha hecho que aparente más edad de la que tiene. No obstante, a ella le importa poco. Como siempre, quiere vivir a su manera y ni le preocupa el qué dirán. Tan solo disfrutar de su nieta, una preciosa niña que vino al mundo el pasado verano, Julia. También le alegra ver que su hijo se ha estabilizado junto a Danae. Al fin un poco de tranquilidad en el ocaso de la diva.