La situación es muy complicada. Con antecedentes policiales todavía vigentes, José Fernando Ortega Mohedano podría acabar en prisión. Otra vez. El quebrantamiento de la orden de alejamiento de su actual novia, María Jesús, lleva aparejada penas de privación de libertad hasta los dos años. A falta de conocer la calificación impuesta por el juez tras darse a la fuga y oponer resistencia a las fuerzas de seguridad, su futuro pinta realmente oscuro. Fuentes oficiales explican a esta revista que, además, las numerosas contradicciones planteadas durante la declaración judicial, podría agravar todavía más la situación. Pero tampoco se va a quedar atrás su novia. Michu, que ya estuvo envuelta en la Operación Zorrito por supuesto tráfico de drogas, podría enfrentarse también a penas de prisión en caso de que mantenga que su denuncia por malos tratos continuados en el domicilio habitual es falsa.
Esta situación ha provocado un auténtico enfado en José Ortega Cano. Me cuentan que el torero estuvo a punto de entrar en colapso tras enterarse del último incidente de su hijo. Tuvo que ser asistido por su mujer y, aunque pronto se puso en contacto con su cuñado Aniceto -quien siempre resuelve entuertos- aseguran que el diestro maldecía y prometía atar más en corto al joven. Palabras que evidencian su enorme preocupación y la incapacidad actual para poder resolver una situación que le ha puesto, de nuevo, en el disparadero.
A pesar de que las intenciones verdaderas del diestro pasan por la incapacitación, las dificultades presentadas por las Instituciones han hecho que su objetivo haga aguas. Está dispuesto, en cualquier caso, a seguir luchando por conseguirlo, pues está convencido de que en caso contrario, el futuro de su hijo puede ser más que preocupante. No solo porque sigue negándose a someterse a un tratamiento en condiciones, sino porque sus movimientos son cada vez más peligrosos.
