La imagen fue tomada esta semana en un conocido restaurante de Madrid, al que el rey emérito es asiduo. Don Juan Carlos posa de pie, sujetado por su inseparable bastón, que le ayuda a mantener el equilibrio. Sin embargo, y aunque se le ve sonriente, su estado ha hecho saltar las alarmas sobre su situción real. Se le ve muy desmejorado e incluso hasta abotargado, hinchado, muy probablemente como consecuencia de la medicación que toma para soportar los dolores de la cadera que tantos problemas le ha dado.
Desde que abdicara en su hijo, el rey emérito se dio a la vida disoluta. Cómo apuntaba su hermana la Infanta Margarita, “lleva la vida de cualquier jubilado, disfrutando de los viajes y de la gastronomía”. Y es que muy pocas veces se ha dejado ver desde aquel 18 de junio en la ceremonia de su abdicación, en la que ya entró en el salón de actos ayudado por su inseparable bastón, sin embargo en aquella época se le veía bastante más ágil y delgado, a pesar de que cinco meses antes, durante los tradicionales actos con motivo de la Pascua Militar pronunció su discurso con evidentes muestras de cansancio.
Un largo historial médico
La salud del rey, a pesar de ser una cuestión de Estado, siempre ha estado oculta. De hecho más allá de las complicaciones de los últimos años de reinado, lo cierto es que tiene un largo historial médico. Desde que en 1954 fuese operado de apendicitis, los problemas con su cadera y rodilla vienen también de lejos, desde que en 1985 sufriera un accidente esquiando. Pero no fue hasta el 2010 cuando todos callaraon tras una intervención quirúrgica para extirparle un nódulo pulmonar.
Desde entonces, y a pesar de que el entonces Príncipe de Asturias afirmaba que su padre es “imparable” y que “pronto” se le vería renovado, su evolución nunca fue del todo completa. E imágenes como la que mostramos no hace más que agravar la preocupación por el monarca.
