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Karmele Marchante abandona Sálvame de forma definitiva y estos son los auténticos motivos

La figura de Karmele Marchante ha sido clave en estos años de éxito del programa de Telecinco. Diana de todos los dardos, la catalana siempre ha sabido controlar los tempos del show, se ha comido en directo todos los yogures de las instalaciones de Mediaset España y la han montado a caballito tarde sí y tarde también. Mención aparte merece el hecho de que a la productora se le ocurrió la genial idea de componerle una canción con la que presentarla a Eurovisión y por la que consiguió 250.000 votos de los espectadores a través de la web de TVE a tan solo minutos de presentarse oficialmente junto al resto de candidatos. El segundo, por debajo de ella, tenía la mitad de la mitad de la mitad de votos.

Esto era antaño. Parece que toda guerra tiene su fin y Karmele ha puesto tierra de por medio entre Sálvame y su independencia personal. Ya lo hizo una vez. Tras su boda con Pichurrín -Diego Soto- retransmitida desde Granada y su posterior separación con un gravísimo cruce de acusaciones entre las que se barajaban un presunto robo y el supuesto perfil activo del marido de Karmele en una red social para desfogarse con escarceos pasionales, Pop Star Queen decidió tomarse un tiempo y marcharse a Inglaterra.

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Volvió al programa por demanda popular pero ya no era lo mismo. Ahora Karmele abandona el espacio televisivo más gamberro de Telecinco bajo la explicación de que «me costaba ir a trabajar. No me sentía bien tratada». Y es que si delante de las cámaras observábamos las bromas y la mofa, podemos imaginar que tras de ellas, lo máximo que recibía era el vacío de sus compañeros, al menos así lo cuenta. «Me he ido de ‘motu propio’ y como he querido. Mi contrato seguía vigente mes y medio más, pero decidí marcharme, sin ninguna despedida, por coherencia», añade la periodista.

Karmele continúa y explica que «David Valdeperas me llamó y me pidió que me despidiera de la audiencia y de la gente de plató, al final me convenció. Le dije que diría adiós desde su sitio de dirección y que después agarraría el bolso y me iría. Tras mucho suplicarme, al día siguiente esta gente llamó a mi representante y le dijeron que no hacía falta que fuera«.