Las cosas se están tornando muy difíciles para Kiko Matamoros. Las secuelas de su enfermedad degenerativa son cada vez más evidentes, algo que supone un grave problema para el colaborador. Dando una muestra de valentía, ha decidido coger las riendas de su vida y hacer todo lo posible para que este problema no suponga el fin de su rutina.
De un segundo plano a protagonista absoluto
> Kiko Matamoros nunca dijo eso de «mamá quiero ser artista». De hecho, nacido en una familia de clase media, enfocó su futuro hacia el Derecho, carrera en la que se matriculó con la finalidad de dedicarse a la abogacía. Pero en ese tiempo sus planes cambiaron y se encontró ante una posibilidad de oro. Su entonces cuñada, Mar Flores, le escogió para gestionar su carrera. No pudo decir que no. Acompañar a la modelo a fiestas y compromisos le abrió las puertas de la televisión y le hizo muy conocido en el mundillo. Tanto, que se convirtió en representante de un peso pesado del colorín, Carmina Ordóñez.
Con el paso de los años pasó a convertirse en un personaje con identidad propia y a generar un montón de noticias gracias a su vida privada: las idas y venidas con sus hijos, el matrimonio con Makoke… Y es precisamente el fin de esta unión lo que volvía a colocarle en el disparadero el pasado verano. La pareja pasaba del amor a la guerra, cuyas consecuencias siguen coleando. Con lo que Kiko no contaba es con que el tiempo solo empeoraría las cosas. Conoce todo sobre el nuevo mazazo al que tiene que hacer frente.
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